¿Desesperados o extremadamente generosos? Dos de las entidades que han sido subastadas por el Banco de España o que están en la rampa de lanzamiento, la CAM y Banco de Valencia, acaban de elevar las rentabilidades de sus depósitos hasta el 4% o más, un nivel que también ofrecen entidades más sanas como Bankia o Bankinter. Lógicamente, paga más quien más necesidades de liquidez tiene, de la misma forma que un banco cobra más intereses a los clientes menos solventes cuando suscriben un préstamo personal o contratan una hipoteca.
Por lo tanto, no hay generosidad alguna. Los depósitos de CAM y Banco de Valencia dan más rentabilidad porque en su precaria situación necesitan más dinero fresco, pero la pregunta es cuánto riesgo asumen quienes contratan sus productos. En el nuevo escenario que plantea la reforma financiera, la seguridad de los ahorradores está más que reforzada, porque las entidades se van a integrar en grupos más grandes y, sencillamente, solventes.
Por lo tanto, la situación financiera no debe ser una preocupación. Estos depósitos de alta remuneración permiten conseguir recursos, pero también retener a los mejores clientes, una prioridad para los potenciales compradores. Ahí está el caso de la CAM, adquirida por Sabadell, que no quiere bajo ningún concepto perder las mejores cuentas de la entidad alicantina.
Entre otras cosas, va a ofrecer una solución a los inversores que compraron cuotas participativas de la CAM y que han perdido toda su inversión. Y también va a reservar una parte de su ampliación de capital a inversores valencianos –muchos de ellos clientes de la caja levantina- a los que quieren fidelizar. Una buena prueba de que, salvo catástrofe, el dinero de los ahorradores está garantizado.
Por lo tanto, temores los justos. Así se ha demostrado en los depósitos que otras entidades con problemas como Caja Castilla La Mancha, Unnim o Catalunya Caixa (estas dos últimas serán casi con absoluta seguridad absorbidas por los grupos financieros más potentes) han puesto en el mercado en los últimos meses. Si la inversión en los bancos ha sido castigada –ahí están las caídas de las cotizaciones y las pérdidas en convertibles y preferentes- el ahorro es, por el contrario, sencillamente intocable.
Dicho de otra forma, las ofertas de los bancos que han recibido dinero público cuentan con el visto bueno del Banco de España. La institución no quiere que ningún banco muera de inanición antes de darles una solución definitiva poniéndolos en los brazos de los gigantes del sector. Popular, Banco Mare Nostrum o Ibercaja ha demostrado su interés en una entidad como Banco de Valencia. Lo que menos necita su vendedor –el Estado- es que la situación financiera se deteriore hasta niveles de altísimo riesgo. Y lo está consiguiendo. Por ejemplo, los depósitos de clientes de la CAM se han estabilizado por encima de los 40.000 millones tras una brutal caída tras la intervención.
Tanto es así que para conseguir sus objetivos estas entidades tienen que pagar al Fondo de Garantía de Depósitos –precisamente quien responde en caso de impago por parte de un banco o caja- el peaje de superar los límites de rentabilidad que se consideran de alto riesgo. Todas las entidades que paguen más del Euribor a 12 meses más 100 puntos básicos tienen que hacer aportaciones al Fondo. En la práctica, están pagando este “impuesto” todas las entidades que pagan más de un 3%. Pero no lo duden: lo hacen con todas las bendiciones.