España es de los países de la Unión Europea que menos apuestan por las segundas oportunidades para los empresarios que fracasan. No obstante, hay países que demuestran que tienen otra visión del fracaso. En España el empresario fracasado se ahoga en un mar de deudas, mientras que en otros países se valora y se afronta de forma muy distinta.
EEUU tiene una clara tendencia a emprender y a no tener miedo al fracaso. Esta filosofía valora el fracaso como aprendizaje y nuevas oportunidades. En EEUU, como en China, el fracaso empresarial no se ve como algo vergonzoso, sino que forma parte de su cultura del emprendimiento.
El país estadounidense es un país adecuado para emprender por sus bajos impuestos y las facilidades para crear nuevos negocios, tan solo se necesitan 72 horas para inciarlo. Igualmente, sus mercados financieros son grandes, eficientes y de alta liquidez.
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Google, un ejemplo sobre cómo afrontar el fracaso
Google, una de las empresas modelo en Estados Unidos, ha convertido en marca de la casa su permanente innovación y su imagen no deja de irrumpir de forma novedosa en el campo de las nuevas tecnologías y la comunicación. Esto le ha llevado también a sonoros fracasos, como sus continuos intentos de calar dentro del mundo de las redes sociales.
Google ha tenido la habilidad de saber vendernos sus fracasos como éxitos. Por ejemplo, Google+ no ha desbancado a Twitter o Facebook, pero mucho tienen un perfil allí solo porque es de Google. En el fondo, han logrado hacernos creer que saber fracasar forma parte de las cualidades de Google.
A veces, un fracaso puede llevar al éxito
Muchos emprendedores han fracasado antes de conseguir la clave del éxito. A pesar de ello no desfallecieron y continuaron intentándolo, una de las claves para triunfar.
Antes de fundar la famosa factoría Disney, Walt Disney fundó Laugh-O-Gram Films. Un año después de su apertura la empresa terminó en bancarrota. Disney no se dejó amedrentar por este fracaso y llegó a vender su cámara para poder viajar hasta California en tren, la meca del cine, y fundar The Walt Disney Company.
Steve Jobs, fundador de Apple, antes de conseguir sus grandes éxitos con dispositivos como el iPhone o los iPads, creó productos que no tuvieron demasiada aceptación en el mercado. Por ejemplo el Apple III, un ordenador personal lanzado en 1980 que debido a una serie de problemas, como un excesivo calentamiento, hizo que no triunfaran entre el público. Otro ejemplo de ello es el Next Computer, que debido a su elevado coste no pudo popularizarse entre los usuarios. A pesar de ello, la creación de Next hizo que volviera a Apple en 1996, había sido despedido en 1985, e incorporó una serie de mejoras a los dispositivos que les encumbraron como una de las principales empresas tecnológicas del mundo.
A principio del siglo XX se comenzaron a comercializar los primeros automóviles. Estos vehículos eran artículos de lujo y Henry Ford decidió que estos debían ser accesibles también a las clases medias. Por ello inventó el trabajo en cadena, lo cual pudo abaratar los costes y que cualquier familia de clase media pudiera contar con un vehículo. Pero antes de este éxito, Henry Ford fundó la Detroit Automobile Company, que terminó en bancarrota debido a que Ford se dedicaba a la investigación y mejora de los prototipos de automóviles en vez de intentar vender coches.
Antes de fundar la multinacional Honda Motors, Soichiro Honda pasó por numerosos fracasos. Con 21 años fundó una fábrica de pistones que fracasó. Tras este fracaso decidió apuntarse a la universidad para poder mejorar su producto. Sus estudios le ayudaron a prosperar con su fábrica pero debido a la Segunda Guerra Mundial lo perdió todo. En 1948 decidió fundar la Honda Motor Company para fabricar motocicletas incorporando un motor a una bicicleta. Debido al peso del motor, su intento inicial fracasó. Pero Honda decidió inventar un motor más liviano lo que hizo que las ventas se dispararan.
Bill Gates fundó junto con Paul Allen y Paul Gilbert Traf-O-Data, un sistema que leía los datos crudos de los contadores de tráfico y generaba con ellos informes útiles para los ingenieros de tráfico. Esta compañía tuvo poco éxito, pero su creación le sirvió al magnate tecnológico para fundar Microsoft unos años después.
Thomas Edison comenzó a ir a la escuela con 8 años. Su maestro lo calificó como un alumno “estéril e improductivo. Este suceso le llevó a no desistir nunca, tanto que llegó a patentar hasta 1.000 inventos. Suya es la frase «No fracasé. Sólo descubrí 999 maneras de no hacer una bombilla».