El compromiso de BBVA con Turquía, donde está presente a través de una participación mayoritaria en la entidad Garanti, parece mantenerse «firme», a pesar de que la situación en el corto plazo es «complicada», según el consenso de analistas consultado por Europa Press.
«Para BBVA, Turquía es importante, ya que allí obtiene un 16% de sus ingresos y el 19% de su beneficio operativo», explica la experta de Selfbank Victoria de la Torre, precisando que se trata de una de las regiones que más crece dentro de las diferentes áreas de la entidad.
No obstante, De la Torre sostiene que es «indudable» que el banco presidido por Carlos Torres empieza a darse cuenta de que su apuesta por ver al país otomano dentro de la Unión Europea (UE) es cada vez más complicada.
De su lado, el analista de IG Sergio Ávila estima que la situación a corto plazo es «complicada», ya que la victoria de Erdogan ha mantenido vivas las preocupaciones sobre inflación del país, que ronda el 12%.
«La salida de capitales del país esta devaluando a la lira turca y, para evitar que esto continúe, la opción del Gobierno es aumentar los tipos de interés, algo a lo que se ha mostrado totalmente contrario Erdogan después de haber subido los tipos tres veces este año, ya que considera que es una cuestión que puede penalizar la buena marcha de la economía», subraya Ávila.
Ante este contexto, el experto cree que la esperanza por parte de BBVA reside en esperar que se reduzca la inflación. «Esto tiene difícil solución, más que esperar una estabilización de los precios en Turquía y confiar en el crecimiento del país, que sigue siendo muy positivo», asevera, pues en el último mes Turquía se apuntó un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 7,4%.
De igual forma, el analista de XTB Miguel Momobela asegura que las presiones inflacionarias y su negativo impacto sobre la divisa local, que sufre depreciaciones casi constantes frente a otras como el euro o el dólar, son motivos que comienzan a activar señales de precaución para los inversores.
LA CARA Y CRUZ DE LA DIVERSIFICACIÓN INTERNACIONAL
La diversificación internacional de los bancos tiene su cara y su cruz. Por un lado, la exposición a distintos mercados puede ser algo positivo, una ventaja frente a otras entidades domésticas totalmente dependientes de la marcha de un determinado país.
Además, el estar en mercados menos maduros genera para las entidades mayor potencial de crecimiento. Pero no es menos cierto que esta exposición a otros mercados tiene también sus inconvenientes.
Para de la Torre, uno de esos factores negativos es el de estar sometido a la evolución de otras divisas, que en ocasiones tiene que ver con la propia marcha de la economía del país y en otros casos no necesariamente. La volatilidad de las divisas ha generado a veces importantes recortes en las cuentas de los bancos, aunque la analista admite que otras veces ha generado un cierto impulso.
De forma adicional a la divisa, estar en determinados mercados también puede traer complicaciones extra, ya sea porque se trate de países con economías débiles o bien que estén atravesando por inestabilidad política.
En el caso de Turquía, aunque el resultado de las elecciones podría ser el «menos malo» de los escenarios y evita una parálisis administrativa, esto no quiere decir que la visión haya pasado a ser positiva.
«El presidente tiene que seguir luchando contra muchos problemas, como la alta inflación, una ineficiente política fiscal, una baja tasa de ahorro y una divisa muy debilitada. Sus políticas de crecimiento y de creación de empleo son ambiciosas y hay que demostrar que pueden funcionar», recalcan los expertos.
A partir de su elección, cuya toma de posesión tuvo lugar el pasado 9 de julio, Erdogan tiene en sus manos el poder de tranquilizar los ánimos inversores, pero la verdad es que no ha empezado con buen pie.
El nombramiento de su yerno como nuevo ministro de Economía y Hacienda y el no contar con otros políticos que tenían más confianza por parte de los mercados vuelve a generar malas sensaciones, ya que podría ser un preludio del estilo de gobernanza de Erdogan.
LA ACCIÓN SE RESIENTE
BBVA ha observado cómo el valor de sus acciones se ha resentido en los últimos días, experimentando pérdidas acumuladas cercanas a un 6% en la semana. «El nuevo escenario ha azotado severamente la evolución de su valor, consolidando una caída de más de un 15% desde que comenzó 2018», destaca Momobela.
Si bien, la acción de BBVA aún proyecta cierto recorrido en el medio y largo plazo hasta alcanzar su valor objetivo, que se sitúa en 7,50 euros por título, ha de mantenerse el »ojo» en su cotización para observar las repercusiones de estos factores en las próximas sesiones.
Mientras tanto, Garanti sigue en tendencia bajista y se acerca a los mínimos de 2015. La entidad turca, de la que BBVA posee el 49,73%, ha perdido un 22% en Bolsa desde la toma de posesión de Erdogan.