Unos dicen que desayuna coñac, otros, que son dos gin-tonics y una cerveza. Los hábitos del que será nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, han despertado el interés de la prensa en el Reino Unido, Alemania o Holanda. The Times o Der Spielberg han realizado sus propias indagaciones. El último, ha sido The Telegraph que hoy asegura que los supuestos problemas con el alcohol del luxemburgués, “han sido motivo de discusión y preocupación entre las altas esferas europeas”.
Desde que dejó su puesto como presidente del Eurogrupo a principios de 2013, se ha comentado a menudo pero casi siempre citando “fuentes anónimas”. Las que no son anónimas son las insinuaciones de su sucesor al frente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
El ministro de finanzas de los Países Bajos empezó por reírse abiertamente en un talk-show nacional sobre los hábitos de Juncker mientras asentía que “sí, ya no se fuma en las reuniones, él era el único que fumaba”. Después lo calificó sin reparos de “fumador y bebedor empedernido” e insinuó que algunas de sus decisiones las tomó bajo los efectos del alcohol.
Lo que quizás reste fuerza a las declaraciones de Dijsselbloem es que ambos hombres nunca han llegado a ser realmente ‘amigos’. Juncker criticó la gestión de la crisis chipriota realizada por el holandés nada más llegar al cargo. Además, se ganó algunas ‘antipatías’ a lo largo de la crisis del euro, al oponerse a las demandas más duras de los países del norte que querían a Grecia fuera de la eurozona.
Tampoco extraña que sea precisamente la prensa británica la que vuelva sobre una supuesta problemática con la bebida. No en vano el Primer Ministro, David Cameron, se ha opuesto frontalmente a su nominación. Asegura que con Juncker, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) estaría más cerca.
Lo que cobra por conferencia, sí puede ser un problema
Ni alcohol, ni tabaco, ni mala educación (también se le acusa de »decir palabrotas»), o supuesto pasado nazi de su familia… es muy posible que la verdadera controversia en torno a la nominación de Juncker se encuentre en un aspecto más serio: sus actividades paralelas a la política. Ayer el diario alemán Süeddeutsche Zeitung, revelaba que había sido contratado por cuatro agencias para pronunciar conferencias por las que había cobrado, al tiempo que ocupaba cargos públicos en Europa y Luxemburgo. Un pluriempleo éticamente incompatible.
Como ejemplo, Juncker habría cobrado más de 15.000 euros por pronunciar una conferencia organizada por el lobby armamentístico alemán.
Mientras el luxemburgués siempre ha negado con calma cualquier problema con la bebida, se ha puesto a la defensiva oponiéndose a publicar a cuánto ascendía su ‘caché’ como conferenciante y el montante total de ingresos.