La prima de riesgo y el bono español a diez años se relajan y eso es una buena noticia para las cuentas públicas. De los 36.590 millones presupuestados en 2014 para el pago de intereses, ya se podrían ahorrar, al menos 700 millones. El problema es que en el otro extremo, la baja inflación y el fantasma de la deflación juegan en contra. “Tener algo de inflación siempre es bueno. Cuando llegas a un periodo deflacionista, el impacto tanto en renta fija como en renta variable es muy negativo, puedes acabar con el ahorro”, resalta Iván San Félix de Renta 4.
Los últimos datos de Eurostat ayer, confirmaba la tasa de –0,2% de inflación para España en marzo. También incrementaban el temor que una baja inflación, y especialmente, el fantasma de la la deflación (una caída generalizada y sostenida de precios), acaben con los brotes verdes de la recuperación económica. La deflación perjudicaría al consumo y las empresas, porque como explica Miguel Ángel Bernal, del IEB, es “un desincentivador para el consumo y así desactiva una parte del crecimiento económico”.
LA BAJA INFLACIÓN PERJUDICA A UNA DEUDA EN MÁXIMOS HISTÓRICOS
Además, hace más difícil la devolución de la deuda, que ahora se encuentra en máximos históricos (96,5%). La inflación, la subida de precios, ayuda porque ‘se come’ la deuda. La bajada provoca un efecto contrario. “Por eso, los requisitos de crecimiento deben ser mayores. La economía debe crecer lo suficiente como para hacer frente al pago de la deuda más los intereses que se piden. Y además, permitir a su vez reducir el déficit público porque se recauda más”, asegura José García Solanes, Catedrático de Macroeconomía de la Universidad de Murcia. Como explica, para poner el contador de la deuda a cero, “según lo demostrado en macroeconomía”, el PIB debería crecer a “un ritmo superior al interés real. Es decir habría que restar al tipo nominal que paga el Estado por su deuda en promedio, el nivel de inflación”, señala.
EL FMI VE UN RIESGO DE SEIS SOBRE DIEZ DE DEFLACIÓN EN ESPAÑA
El FMI ya ha avisado en sus previsiones que España se enfrenta a un “riesgo elevado de deflación”. En una escala de cero a diez, la entidad atribuye a España una vulnerabilidad de más de seis puntos. Considera que la vulnerabilidad de España a la deflación es superior a la de Grecia o Irlanda, a los que atribuye un «riesgo moderado» con puntuaciones en el entorno de 4.
Mientras, desde el Ejecutivo español, se descarta esa posibilidad. El Secretario de Estado de Economía, aseguró la semana pasada que la baja inflación “permite asegurar el poder adquisitivo, contribuir a la moderación salarial y seguir mejorando la competitividad».
Durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, Fernando Jiménez Latorre, aseguraba que «no hay riesgos significativos de deflación porque la demanda irá ganando impulso”. Es decir, el peligro se evitaría gracias precisamente al impulso de la recuperación económica.