Los griegos viven un enésimo episodio de pánico e incertidumbre ante una convocatoria electoral. Conforme pasan los días y se acrecientan las especulaciones sobre qué pasaría en caso de victoria del partido de izquierdas Syriza, también lo hacen los rumores sobre las posibles fugas de capitales. El Banco Central de Grecia dará pronto las cifras oficiales, pero desde el diario alemán Die Welt aseguran que únicamente en diciembre se los griegos habrían retirado 2.500 millones de euros de sus cuentas y cajeros. 3.000 millones según el diario español El Mundo que cita fuentes del Banco Central Europeo.
“Esos 3.000 millones son una cifra alta pero no parece una cantidad desorbitada. Tiene lógica. Una salida de Grecia del euro, la posibilidad con la que se especula ahora, provocaría una depreciación brutal, si yo fuera un ahorrador griego también buscaría una forma de minimizar los riesgos”, estima Felipe Gálvez, de Self Bank.
Los griegos no hacen más que empezar a revivir el 2012. Por ejemplo, únicamente en mayo de ese año, en plena crisis del euro, retiraron 5.000 millones. Los griegos todavía temen y ven real la amenaza de una suspensión de pagos. El escenario no parece tan lejano. Si dejara de llegar el dinero de la Troika y sin posibilidades de endeudarse en los mercados externos, el Estado no tardaría mucho en quedarse sin dinero para pagar facturas, nóminas o pensiones. Se avecinaría un derrumbe financiero con el »corralito» en la sombra. Precisamente ahora, que lentamente el país sale de la recesión y hasta crea empleo.
Más allá de un »corralito» y la imposibilidad de poder retirar fondos, si Grecia saliera del euro y volviera ha adoptar el dracma, se cumpliría una pesadilla para todo el que tenga una cuenta ahorro. Como explican desde Natxis, la paridad dracma-euro no se sostendría mucho tiempo. Calculan que en poco tiempo habría una devaluación del 50%, con el consiguiente aumento de precios en un país que es principalmente importador.
La agencia Fitch ya advirtió a finales de 2014 sobre los posibles escenarios y el riesgo de la fuga de capitales. «En primer lugar, un estancamiento prolongado (de las negociaciones) con la troika, combinado con la falta de acceso a los mercados, podría poner bajo presión la situación de caja del Gobierno hacia el verano, incluso suponiendo que el presupuesto se mantuviera bajo un estricto control», afirma la agencia de calificación de deuda.
En segundo lugar, añade, la economía podría verse sometida a una gran presión si los depositantes reaccionan a la evolución política y sacan el capital al extranjero.
Según Fitch, estos dos factores, por otro lado, podrían ejercer presión sobre el Gobierno griego que emane de las elecciones y sus acreedores extranjeros para llegar a un acuerdo.
La agencia concluye, sin embargo, que «hay margen para un compromiso entre la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y el futuro Gobierno griego, incluso si el Ejecutivo está encabezado por el izquierdista Syriza.