Las bolsas mantienen su entusiasmo por el plan de inyección de dinero del Banco Central Europeo (BCE). Todos los mercados europeos han cerrado al alza con el empujón del anuncio de compra de deuda soberana y otros activos con 60.000 millones al mes. Además el Euríbor a un mes mantiene su tendencia a la baja. Pero una vez superada esa prueba no queda tan claro que el efecto del Quantitative Easing (QE) se perciba, más allá de las hipotecas, en la economía real.
«Rebajará los costes financieros de los tesoros nacionales, pero no queda tan claro si aumentará la renta de los particulares, si tendrán más dinero para gastar», explica Enrique Pérez-Hernández, profesor del IEB. «El dinero podría quedarse en el círculo financiero. No está claro es si supondrá un incremento del crédito. El 80% de la financiación crediticia viene de la banca privada», añade. Así lo han visto también desde RBS, «hay que tener en cuenta que los bancos todavía están débiles», señalan.
En ese sentido, una de las personas que ha manifestado su escepticismo es el multimillonario inversor estadounidense, George Soros, desde Davos: «beneficiará a los dueños de activos, mientras que los salarios continuarán bajo presión por la competencia y el desempleo».
«Un QE es eficaz a la hora de aliviar un problema de liquidez o excesivo coste de deuda pública. Ahora mismo la eurozona tiene otros problemas que no son ese: la excesiva deuda privada, la falta de unión fiscal e incluso los problemas institucionales», Gonzalo Gómez Bengoechea, profesor de ICADE. «Sí rebajará las hipotecas pero el mercado de crédito tiene un problema de demanda solvente.
«En Estados Unidos, cuyo QE ha sido mucho mayor, de hasta 4 billones de euros, se ha calculado que contribuyó con una reducción de apoenas el 1,5% de la tasa de paro», añade Gómez Bengoechea cree que «el QE contribuirá positivamente y con leves mejoras en Europa» y coincide con el aviso del Fondo Monetario Internacional, la inyección de liquidez no puede cambiarse por las reformas.