El proyecto de ley se basa en más de un centenar de medidas destinadas a la liberalización de servicios profesionales, de horarios o incentivar el transporte interurbano por bus.
Los tres ejes en torno al cual gira, son la liberación de los obstáculos que impiden el desarrollo de ciertos sectores, la inversión en grandes proyectos y la creación de puestos de trabajo, según el Ejecutivo francés.
La llamada «ley Macron» (bautizada así por el nombre del ministro de Economía, Emmanuel Macron), comienza a defenderse hoy en la Asamblea Nacional, ya ha suscitado mucha controversia. Especialmente entre las propias filas socialistas del Gobierno de François Hollande. Su aprobación puede tambalearse ante la posibilidad de que los socialistas que se oponen voten en contra en vez de abstenerse.
«Todo el mundo debe aceptar que se cambie lo que no funciona bien, aquello que penaliza la actividad y por tanto el empleo, incluso si eso podría sacudir costumbres o intereses particulares», llegó a decir el primer ministro, Manuel Valls.
La nueva ley prevé facilitar el ejercicio de ciertas profesiones liberales, como notarios y abogados, corregir las tarifas, abrir la explotación de líneas de autocares a todo el territorio nacional, y ampliar el número de domingos laborables para el comercio.
Esta última medida (la apertura comercial hasta doce domingos al año en las principales zonas turísticas, frente a los cinco actuales) es la más polémica y ha movilizado en contra a diputados ajenos al habitual grupo de disidentes en el seno del Partido Socialista.