El impuesto sobre las trasacciones financieras es una de las espigas que ha alejado al Reino Unido (que defiende los intereses de la City londinense) del eje franco-alemán. En el Consejo europeo del pasado 9 de diciembre, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró inflexible a este respecto. Según dijo Sarkozy, »es necesario regular las transacciones financieras porque muchos de nuestros problemas provienen de esa falta de regulación».
Las declaraciones del ministro francés de Finanzas, François Baroin, subrayan que Francia y Alemania mantienen su intención de implantar un impuesto sobre las transacciones financieras en la Unión Europea.
Además, y a pesar de la oposición del Reino Unido, Bairon ha subrayado que: «Tenemos intención de hacerlo en el interior de los 27″ países de la UE, señaló en una entrevista a la cadena de televisión «BFM TV». Baroin, a continuación, reconoció que »ya se sabe que los británicos dirán que no«.
Pese a todo, recordó que «Francia y Alemania han dicho que avanzarán rápidamente» y que sus planes pasan por establecer una base imponible amplia y un tipo reducido que no cifró.
El ministro francés comentó el acuerdo de la cumbre europea de Bruselas, que terminó el viernes, y reconoció que «hubiera sido mejor que el Reino Unido» no se hubiera excluido» al rechazar el acuerdo intergubernamental que se alcanzó.
«Lamentamos la decisión de David Cameron (primer ministro británico) pero no les podemos esperar», indicó Baroin, que se mostró esquivo a la pregunta de si el Reino Unido abandonará la Unión Europea.
Puso el acento en que el compromiso de Bruselas «responde punto por punto a las cuestiones planteadas por la crisis» que «es una crisis de confianza.
Sobre las «sanciones automáticas» que se aplicarán a los países que no cumplan con los objetivos de saneamiento de las cuentas públicas y equilibrio presupuestario, indicó que serán de carácter financiero como las que ya existen, sin entrar en más detalle.
Por su parte, reiteró que en Francia «queremos volver al equilibrio en 2016″.
El titular de Finanzas avanzó que la conocida como «regla de oro«, que se quiere constitucionalizar en Francia en aplicación del compromiso de los países del euro, pasaría por fijar un tope de déficit estructural en torno al 0,5 % del Producto Interior Bruto (PIB).
Igualmente estimó que los socialistas en la oposición «se equivocan» con sus reticencias para votar esa reforma constitucional, y para la que serían imprescindibles para alcanzar la mayoría cualificada necesaria en el Parlamento.
«Esta regla de oro no es ni de derechas ni de izquierdas», argumentó antes de señalar que en otros países europeos como Alemania la han votado partidos de ambos lados del espectro ideológico.