La publicación de las Perspectivas de la Economía Mundial (World Economic Outlook) del FMI, no ha hecho más que añadirse, de entrada, al resto de previsiones y pronósticos que dejan como ‘demasiado optimistas’ las cifras que el Gobierno ha manejado para elaborar los Presupuestos Generales del Estado 2013.
Para empezar, su estimación del PIB para el próximo año, -1,3%; es casi tres veces superior a la que contempla Hacienda, del -0,5%. Sus cifras con respecto al déficit, también chocan con lo que espera el ejecutivo de Rajoy. Según el FMI no cumpliremos con el límite de déficit del 3% comprometido con Bruselas para 2014, hasta 2017. Peor todavía, en 2012, según el organismo dirigido por Christine Lagarde, el déficit de España en 2012 será del 7%, frente al 6,3% que España ha prometido a Bruselas. Un cálculo en el que el organismo ha computado en sus previsiones de este año, la totalidad de los 100.000 millones que la eurozona ha puesto a disposición de España para el ‘rescate bancario’. El Gobierno todavía no ha terminado de hacer números, y no ha concretado cuánto pedirá, pero la auditoría de Oliver Wyman cifra en 59.300 millones el dinero, que como máximo, necesitaría el sistema financiero español. Los técnicos del FMI son conscientes de esto, y aseguran que se trata de cálculos prudentes, mientras se cierran los detalles. Es decir las previsiones de déficit podrían cambiar considerablemente dependiendo de la cuantía que nuestro país reciba de Europa, en uno u otro sentido.
En términos globales, en los próximos años, únicamente la economía griega tendría un comportamiento peor que la española. El Gobierno ha sido prudente en su reacción. El ministro de Economía, Luis de Guindos, simplemente ha asegurado que “se está trabajando para que esas previsiones no se cumplan”. No es la primera vez que las estimaciones del Fondo Monetario Internacional no coinciden con el Ejecutivo. Este mismo mes de enero, cuando el FMI pronosticó un desplome de nuestra economía para este año del -1,7%, Guindos afirmaba en TVE, que aunque se tomaba en serio al FMI, “porque es una referencia importante, como todos, también se equivoca”. Y sí se equivoca, y a menudo. Así sucedió, por ejemplo con Argentina, hasta que el país se declaró en suspensión de pagos, en 2001, el organismo siempre hablaba de crecimiento para Buenos Aires. Según el Center for Economic and Policy Research, el FMI auguraba, por ejemplo, para el año 2000 un crecimiento del PIB del 1,5%; ese año, la economía argentina cerró en negativo, un -0,8%.
Pero no hay que irse tan lejos, ni en tiempo ni espacio. Las previsiones para Europa, y España no hacen más que demostrar que la economía del FMI no es ciencia exacta.
En 2010, tras su primer rescate europeo, la propia Lagarde era categórica con respecto a Grecia: “volvería a un crecimiento económico positivo en 2011”. Las esperanzas de Lagarde se esfumaron rápidamente. Atenas cerró 2011 con un PIB estrellado en -6,8%. Un récord negativo, que quizás el sentido común sí habría podido vaticinar.
Con respecto a España, en los últimos tiempos, hemos tenido un poco de todo. En 2011, el organismo nos apuntaba un crecimiento del 0,9%, y fue del 0,71%, según el Banco de España.
En 2010, en cambio, los economistas de Lagarde preveían un descenso de la economía del -0,6%, nuestros resultados, superaron la previsión. El retroceso fue menor, de -0,2%. Con respecto a la contracción del PIB de este año, el organismo, ahora, ha rebajado la previsión de caída al -1,5%. Quizás este sí sea un pronóstico que termine por cumplirse, porque lo cierto es que hasta el mes de agosto, los datos del INE registraban una bajada del – 1,3%. Sólo el tiempo lo dirá.