Uno de los primeros en manifestarse a favor de los Estados Unidos de Europa fue el escritor Víctor Hugo.
“¡Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos, a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra parecerá también absurda y será también imposible entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín, como es imposible y parece absurda hoy entre Ruan y Amiens, entre Boston y Filadelfia. Un día vendrá en el que vosotras, Francia, Rusia, Italia, Inglaterra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior y constituiréis la fraternidad europea, exactamente como Normandía, Bretaña, Borgoña, Lorena, Alsacia, todas nuestras provincias, se funden en Francia. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas. Un día vendrá en el que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos, por el sufragio universal de los pueblos, por el venerable arbitraje de un gran senado soberano que será en Europa lo que el parlamento en Inglaterra, lo que la dieta en Alemania, ¡lo que la Asamblea Legislativa en Francia! Un día vendrá en el que se mostrará un cañón en los museos como ahora se muestra un instrumento de tortura, ¡asombrándonos de que eso haya existido! Un día vendrá en el que veremos estos dos grupos inmensos, los Estados Unidos de América y los Estados Unidos de Europa, situados en frente uno de otro, tendiéndose la mano sobre los mares, intercambiando sus productos, su comercio, su industria, sus artes, sus genios, limpiando el planeta, colonizando los desiertos, mejorando la creación bajo la mirada del Creador, y combinando juntos, para lograr el bienestar de todos, estas dos fuerzas infinitas, la fraternidad de los hombres y el poder de Dios”.
El término ‘Estados Unidos de Europa’ también fue utilizado por Winston Churchill en un famoso discurso pronunciado en 1946 en la Universidad de Zúrich. Este discurso es frecuentemente relacionado con el comienzo del proceso que permitió la formación de la Unión Europea.
“ (…) Tenemos que construir una especie de Estados Unidos de Europa, y sólo de esta manera cientos de millones de trabajadores serán capaces de recuperar las sencillas alegrías y esperanzas que hacen que la vida merezca la pena. El proceso es sencillo. Todo lo que se necesita es el propósito de cientos de millones de hombres y mujeres, de hacer el bien en lugar de hacer el mal y obtener como recompensa bendiciones en lugar de maldiciones (…)”
Por su parte, Guy Verhofstadt, primer ministro belga, escribió el libro Verenigde Staten van Europa (Estados Unidos de Europa) en el que afirmaba, según los resultados de una encuesta del Eurobarómetro, que el ciudadano medio europeo quería más Europa. El libro fue presentado en noviembre de 2005, tras los resultados negativos del Referéndum de la Constitución Europea en Francia y los Países Bajos.
Verhofstadt piensa que se podría crear una Europa federal entre aquellos países que así lo desean, un núcleo federal que existiría dentro de la actual Unión Europea. Para la creación de esta unión política, se muestra partidario de seguir el ejemplo americano en la Convención de Filadelfia de 1787, aunque no considera que los Estados Unidos de Europa hayan de ser una copia de los Estados Unidos de América. A la vez, se muestra partidario de que parte de los impuestos sean recaudados por Europa y que se cree un ejército europeo.