En marzo el Banco Central Europeo (BCE) pone en marcha su programa de compra de deuda soberana y otros activos, el Quantitative Easing (QE). 1,1 billones de euros hasta septiembre de 2016, 60.000 millones mensuales de compras, con cerca de 120.000 millones para España, con los que se pretende inundar de liquidez la eurozona.
Los expertos los llaman “imprimir dinero”, pero ¿significa eso que el presidente del BCE, Mario Draghi, pondrá a “trabajar” una imprenta en el nuevo edificio del BCE? No.
“Cuando se habla de un QE lo que se quiere decir es que el BCE no toma dinero prestado de los mercados. No se endeudan ni él, ni la Unión Europea, ni los tesoros nacionales, sino que ‘imprime billetes’ pero no en el sentido físico. Quiere decir que en su contabilidad aparece que tiene dinero para que, dentro de un programa con ciertas características, se compre deuda. En el activo de su balance aparecerán esos paquetes de deuda”, explica Enrique Pérez-Hernández, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
Son anotaciones bancarias del BCE, los bancos centrales nacionales y las entidades privadas.
“Así funciona el dinero electrónico. El BCE añade ‘ceros’ en su balance. La institución que dirige Mario Draghi, hace una transferencia de fondos a los bancos comerciales con deuda pública”, añade Gonzalo Gómez Bengoechea, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE). “El sistema bancario tal y como está concebido es así. En realidad la suma de todo el dinero bancario de todas las cuentas no tiene todo su equivalente en billetes y monedas. Al hacer un depósito en el banco, la entidad tiene legalmente la obligación de mantener un porcentaje en efectivo pero el resto, lo presta. A eso se llama coeficiente legal de caja”, explica Bengoechea. “Si todos fuéramos ahora mismo a los bancos para retirar nuestro dinero, no habría efectivo suficiente. Es lo que se llama una «corrida bancaria» (pánico)”, apunta el profesor de economía.
“Es pura contabilidad. Como apunte contable hay un incremento y aparecerán compras masivas. ¿De dónde sale entonces ese dinero?, pues en el fondo, fondo, del bolsillo de todos los europeos que contribuyen con sus impuestos a la participación de su país en el BCE y así le dan soporte y credibilidad al sistema”, aclara Pérez-Hernández.
En marzo, no se pondrá en marcha una fábrica de billetes. Funcionará, de nuevo, la informática. Draghi “sumará” más “ceros” en los activos del BCE y comprará deuda pública a los bancos comerciales, principalmente a través de los bancos centrales nacionales (en un 80%). Otro 20% lo adquirirá directamente, sin la intermediación de los bancos centrales. Esa es la consecuencia del reparto de riesgo del QE.
Así, Draghi, adquirirá deuda pública a los bancos de manera que las entidades tengan el dinero en vez de, por ejemplo, un derecho de cobro a diez años vista. Los bancos obtienen más liquidez por los bonos compraron y el ábanico es amplio porque el BCE puede quedarse con deuda con entre dos y treinta años de vencimiento.