Deoleo se ha convertido en un objetivo estratégico para el Gobierno español. Tanto, que el estado está dispuesto a tirar de chequera para defender la españolidad del grupo aceitero, por el que van a pujar los mayores fondos de capital riesgo –CVC, PAI, o Carlyle- del mundo y un invitado no deseado como el Fondo Strategico Italiano (FSI), al que España no quiere ver bajo ningún concepto en el capital de Deoleo.
¿Qué teme España? El valor número uno de Deoleo es que el vehículo empresarial que canaliza las exportaciones de un producto español de bandera como es el aceite de oliva. El Gobierno teme que si la empresa –dueña de las marcas Carbonell, Koipe y Bertolli- cae en otras manos, los nuevos propietarios se vean tentados de exportar el aceite de otros países.
Una medida de este tenor tendría una efecto muy negativo sobre el campo español, con graves consecuencias económicas. Este es el gran argumento de Ministerio de Agricultura para justificar una posible irrupción en el capital de Deoleo dentro del proceso de desinversión del 31,4% del capital que han puesto en marcha las entidades financieras europeas. Desde el Gobierno se está filtrando que no habrá dudas a la hora de defender a Deoleo del enemigo italiano
Antes de llegar a este punto, el Gobierno quiere enfrentar al fondo transalpino con lo más granado del capital riesgo internacional. Son estos grandes fondos, cargados de liquidez, lo que podrían afrontar una operación de estas características con todas las garantías. Con un enorme músculo financiero y grandes intereses en España que facilitarían llegar a acuerdos de futuro sobre la compañía, pueden doblar el brazo de FSI.
De lo que se trata es de poner todos los palos posibles en las ruedas de FSI y, si es necesario, utilizar el comodín de la Sepi para frenar su ofensiva. El grupo italiano llega con 2.000 millones de euros bajo el brazo que amenazan la españolidad de un grupo que el Gobierno quiere que siga bajo control español. Es decir, que mantenga aquí su sede social y que se comprometa con las necesidades de los agricultores españoles. Algo que sí sería negociables con el resto de los fondos de capital riesgo que pujan por Deoleo.
Todas las partes han realizado ofertas que están por debajo del precio de mercado del valor, que se sitúa ligeramente por debajo de los 500 millones de euros. Y todos los pretendientes están dispuestos a lanzar una OPA por el 100% de la compañía, tal y como exige el guión de la operación.
Unas exigencias que han sacado de la escena a los grupos industriales que estaban interesados en la compra y que tendrían graves problemas para conseguir los avales suficientes para hacer frente a la OPA. Mientras, el Gobierno tiene todo preparado para actuar si es necesario, formando un núcleo duro con algunos de los actuales accionistas –Unicaja y la antigua Hojiblanca- que bloquee la entrada de socios no deseados. La batalla está servida.