El Banco del Pireo, uno de los cuatro principales institutos financieros de Grecia, anunció hoy que condonará todas las deudas inferiores a los 20.000 euros para aliviar la situación de los clientes afectados por la crisis humanitaria.
La entidad ha precisado en un comunicado que elimina el 100 % de la deuda total de hasta 20.000 euros para todos los créditos de consumo y tarjetas de crédito.
Esta disposición está abierta a todas las personas que se hayan acogido al programa de ayuda humanitaria aprobado por el Gobierno de Alexis Tsipras para los más necesitados.
El banco informó de que a todas estas personas se les congelarán además sus préstamos hipotecarios y se les eximirá del pago de intereses durante el periodo de vigencia de esta ley, prevista inicialmente para un año.
El Banco del Pireo señaló que con esta medida pretende poner de manifiesto su compromiso con satisfacer las necesidades actuales de la economía y la sociedad y ayudar a un nuevo comienzo.
El programa del Gobierno está destinado a un total de 150.000 familias que pueden solicitar ayudas al alquiler, a la luz y a alimentos.
Grecia necesita 400 millones
Grecia no llega a fin de mes y le faltan 400 millones. El viceministro de Finanzas Dimistris Mardas, reconoce que Grecia tiene un problema de caja y que está al límite desde febrero. En declaraciones a una televisión privada reconoció sentirse optimista de que el agujero pueda cubrirse en los próximos días.
La falta de liquidez ha obligado al Gobierno heleno a publicar un decreto en el que obliga a los organismos públicos a transferir sus reservas en efectivo al Banco de Grecia para prestárselas al Estado. Esta operación de préstamo ha levantado un aluvión de críticas entre los municipios, que aprobaron ayer una resolución en la que se niegan a desembolsar fondo alguno por lo menos hasta que haya una decisión formal en una asamblea formal. Los alcaldes exigieron además mantener una reunión personal con el primer ministro, Alexis Tsipras.
Mardas trató de calmar a los alcaldes afirmando que estos préstamos a corto plazo les reportarán intereses del 2,5% y que si no se hubiese aprobado el decrero, faltaría dinero.
Miedo al impago
Los inversores han parado las máquinas y han decidido convertir en dinero contante y sonante una parte nada despreciable de las jugosas plusvalías acumuladas en las últimas semanas. De momento Grecia es solo una estupenda excusa para recoger beneficios, pero los gestores prefieren llenarse de liquidez a la vista de que la incertidumbre no deja de crecer a medida que se aproxima el final de una semana en al que Europa examinará la nueva propuesta de reformas de Alexis Tsipras.
La tensión crece, porque Atenas parece dispuesta a seguir tirando de la cuerda a pesar de que la fuga de capitales continúa y de que la rentabilidad de los bonos –la de los títulos a tres años supera ya el 25%– no deja de aumentar. Syriza no está dipuesta a traspasar determinadas líneas rojas y ha apuntado incluso a la posibilidad de recurrir a un referéndum si las negociaciones continúan varadas.
Tsipras no está dispuesto a tirar la toalla y sigue lanzando a Bruselas el mensaje de que la permanencia en la zona euro no es la única alternativa posible. El Gobierno heleno ha anunciado que se reunirá esta semana con el primer ejecutivo del gigante ruso de la energía Gazprom. Un encuentro que dispara las especulaciones de un acuerdo inminente para que Rusia se convierta en el primer aliado financiero de Grecia.