Ni bajada de los tipos de interés, ni depósitos en negativo para la banca, ni inyecciones de liquidez. El Banco Central Europeo (BCE) prefiere esperar, tener más tiempo e información antes de aplicar algún instrumento que ataque los problemas económicos de la eurozona y más concretamente la baja inflación.
Al menos por este mes, los tipos se mantienen en el 0,25%, el mínimo histórico que la institución adoptó el pasado mes de noviembre.
UNANIMIDAD EN LAS DECISIONES
Draghi sí ha reconocido que se ha “hablado” de las herramientas “no convencionales” de las que también dispone, en caso que las previsiones empeoren: LTRO o una nueva ronda de liquidez parra los bancos; o un programa de compra de activos (EQ3) pero distinto del estadounidense. “El presidente (Draghi) ha reconocido que si bien en anteriores reuniones no se propusieron cambios al respecto, esta vez se han llegado a discutir en el Comité del Banco Central Europeo”, recalcan desde SelfBank.
Todo está bajo estudio y reflexión. Sin embargo, sí hay un cambio con respecto a meses anteriores: la decisión del Consejo de Gobernadores ha sido con el acuerdo de todos, sin discrepancias. El presidente del BCE, Mario Draghi, ha recalcado en la rueda de prensa posterior a la reunión que la “unanimidad” existente en para actuar si fuera necesario, con todos los instrumentos a su disposición. “
«El Consejo de Gobierno es unánime en su compromiso de utilizar también herramientas no convencionales dentro de su mandato para afrontar un periodo prolongado de baja inflación», ha confirmado Draghi.
Un matiz importante, porque anteriormente esa unanimidad no existía. Se encontraban dos frentes, uno liderado por Alemania que rechazaba cualquier medida de extraordinaria; y otro de los países más proclives a actuar. Hace diez días, el presidente del Bundesbank ya insinuaba que podría estar abierto a la posibilidad de emplear estímulos no convencionales.
EL IBEX EN MÁXIMOS ANUALES
Y esa es la parte del discurso con la que se han quedado los mercados. El Ibex, ha cerrado la sesión en 10.584 puntos, un nivel máximo que no alcanzaba desde mayo de 2011. La prima, también se mantiene relajada, en 162 puntos.
ESPERA UN REPUNTE DE LA INFLACIÓN CON LA SEMANA SANTA
Así, se ha optado por el statu quo. Los responsables de los bancos centrales de la eurozona creen que con respecto a las previsiones anteriores, el riesgo de deflación (la caída prolongada y sostenida de precios) no ha aumentado, que en todo caso es un riesgo “limitado”. De hecho cuentan con que en abril la inflación repunte por el efecto ‘Semana Santa’ al 0,6%. Aunque Draghi también ha reconocido que se prevé una inflación en un bajo nivel el resto del año para incrementarse de forma gradual en 2015.
EL PELIGRO DE LA BAJA INFLACIÓN
Preguntado en la rueda de prensa sobre cuáles son los ‘inconvenientes’ de esa baja inflación, Draghi ha enumerado: “hace que el ajuste de los desequilibrios sea mucho más difícil” ha explicado el italiano, además, “la deuda tanto pública y privada, muy elevada, no disminuye tanto su valor real como si existiera una mayor inflación”.
EL ESTANCAMIENTO ES LO QUE PREOCUPA A DRAGHI
Para el presidente del BCE, lo más preocupante es, no sólo de cara al futuro pero en la realidad actual, “el estancamiento”, que puede convertir los problemas en “estructurales”. Como ejemplo, el al to paro, que “cuanto más perdure en el tiempo más riesgo hay que se convierta en un problema estructural”, ha reflexionado Draghi.
LOS RETOS A LOS QUE SE ENFRENTA LA EUROZONA
Y es que los problemas a los que todavía se enfrenta la eurozona no son pocos:
1-Un crecimiento débil y el paro en máximos. La zona euro y España, según las previsiones, crecerán. En concreto, el Banco de España espera un crecimiento del 1% para la eurozona, mientras que para España será del 1,2%. Las cifras son positivas, pero la gran pregunta, todavía en el aire, es si será suficiente para consolidar la recuperación y rebajar un paro en niveles récord. La economía de la eurozona tiene una tasa de desempleo del 11,9% según los datos de febrero de Eurostat. España, todavía se encuentra en el 25,6%.
2- La baja inflación o la amenaza de deflación. La deflación es un descenso sostenido y prolongado en el tiempo de los precios. Sin embargo, para que las bajadas del IPC se consideren deflación. “Necesitamos que sea una tendencia. Debe tratarse realmente de una caída y que, todos los artículos se comporten en negativo”, explica Miguel Ángel Bernal, economista y profesor del IEB.
No estamos en una situación técnica de deflación, pero la baja inflación se ha convertido en el principal escollo de la reactivación económica. La inflación de la zona euro se situó en marzo en el 0,5% frente a una previsión del 0,6%. Hace ya seis meses que se encuentra por debajo de una tasa del 1% y el mandato del BCE es mantenerla por debajo del 2%, pero en niveles cercanos. De momento, las previsiones del BCE son que la inflación se mantenga en el 1,7% en 2016.
Con respecto a España en marzo tuvimos una tasa negativa del 0,2%. Un descanso todavía más pronunciado que nuestros socios de la eurozona. El ministro de Economía Luis de Guindos, ha admitido que puede plantear “dificultades” por nuestro alto nivel de endeudamiento. Y es que la baja inflación desincentiva el consumo (no se compra porque se piensa que al día siguiente), y aumenta la deuda del país (porque la inflación tiene un efecto de reducción de intereses).
3-El euro alto. El euro sigue bordeando los 1,40 dólares (1,37). Desde octubre, en Bruselas, es un tema de discusión frecuente. La fortaleza de la divisa europea podría perjudicar las exportaciones. Los expertos se plantean en qué medida un euro disparado puede frenar o perjudicar la tímida recuperación de la eurozona, independientemente de cómo afecte a la ‘locomotora alemana’. No existe un consenso. Mientras que analistas de BNP sitúan en 1,32 dólares-euro, el límite a partir del cual, la eurozona perderá competitividad; en Deutsche Bank lo hacen en 1,37.
El Deutsche Bank apuntaba a principios de año a que la apreciación del euro si podría ser un motivo para que el Banco Central Europeo (BCE) retrasara el retorno a la ‘normalidad’ de su política monetaria.
Con todo, algunos países podrían salir más perjudicados que otros. Para Deutsche Bank existe un ‘umbral de dolor’, una frontera a partir de la cual el alza de la moneda única europea puede hacer daño a la economía de un país. Según sus cálculos, Alemania y España serían mucho más resistentes a ese repunte que Francia o Italia. Así. Alemania aguantaría bien hasta llegar a 1,94 dólares-euro y España hasta los 1,90 dólares-euros. Frente a esa cifra, Francia comenzaría a restar puntos de competitividad con una cotización de 1,24 dólares-euro; e Italia, ya en 1,17 dólares-euro. “El nivel del tipo de cambio no parece jugar ningún papel en la percepción de los exportadores sobre su posición competitiva en Alemania y España”, concluyen.
4-La falta de crédito a empresas y particulares. El crédito sigue sin fluir en los países de la periferia del euro. Lo han reconocido todas las autoridades. En España hay indicios de un cambio de tendencia pero la pregunta es si será suficiente, especialmente si tenemos en cuenta que la morosidad se mantiene en niveles récord, cerca del 14%. Los expertos coinciden, no habrá préstamos hasta que la mora no baje.