Hoy es constituye prácticamente por sí sola la única locomotora europea. Nadie se acuerda ya de cuando Alemania, comenzaba la década del 2000 como el ‘enfermo de Europa’.
A la euforia de la reunificación en los 90 le sucedió la más grave recesión vivida por el país desde la Segunda Guerra Mundial. Se destruyeron 500.000 empleos y los expertos hablaban de una economía rígida y poco competitiva en la que pedían la supresión del hoy alabado modelo de aprendizaje. El paro superaba el 10%.
Con un marco, la moneda de ese momento, sobreevaluado y la competencia de las fábricas asiáticas, las empresas alemanas recurrían a la deslocalización hacia una Europa del Este más barata.
De allí que los sindicatos comenzaran por acceder a una bajada de salario, y más flexibilidad en los horarios a cambio de estabilidad.
El presidente del país en ese momento, Roman Herzog, llegó a describir en 1997 el mal del país como “pérdida de dinamismo económico, torpeza de la sociedad y una increíble depresión mental”.
A principios de la década del 2000, un socialdemócrata, Gerard Schröeder lanza una cura de competitividad del país con una reforma el mercado del trabajo, reducción de las indemnizaciones por desempleo y liberalización del trabajo temporal. Se llamó el plan “Agenda 2010” que simplificó los contratos laborales, premió a las empresas que forman a sus empleados, y reformó el sistema de pensiones. Además la edad de jubilación pasó de ser de a los 63 años a los 65. Algunos de los cambios fueron:
Para los parados:
- El parado debió a partir de entonces, aceptar el empleo que le ofrezcan, aunque el salario sea inferior al de su prestación.
- Se establecen los minijobs de 400 euros al mes.
- Fusión de la agencia por el empleo y de los servicios que de las prestaciones.
- Menos impuestos para las empresas con contratos temporales.
- Se fusionaron las ayudas a los parados de larga duración con ayudas sociales de otro tipo. Así cobrarían 345 euros/mes en vez del 57% de su último salario.
- Subvenciones a las empresas que establecieran una formación permanente a los trabajadores.
- Subvenciones al autoempleo. Según un informe de la Cátedra de Relaciones laborales del IESE, se estableció una ayuda equivalente a la última prestación por desempleo percibida y un importe equivalente a las cuotas a la Seguridad Social durante un máximo de tres años
- Bonificaciones a las empresas que contrataran a parados de más de 55 años.
- Mayor papel de agencias privadas de colocación. Es el talón de intermediación, según el informe del IESE, el parado debía elegir varias agencias de colocación para que le buscaran empleo. Pagaba, un primer talón de unos 1.000 euros, y si le conseguía un trabajo percibían otros 1.000 euros.
Reforma del sistema de pensiones:
- Aumento de las cotizaciones para la jubilación.
- Edad legal de jubilación pasa de los 63 a los 65 años (con Merkel ha pasado de los 65 a los 67 en 2023)
- Incentivar la jubilación complementaria privada, por capitalización.
Más impuestos al consumo
Ya con Merkel el IVA aumenta del 16% al 19%. Dos tercios de la recaudación extra se destina a la reducción del déficit y el tercio sobrante debe compensar el descenso de cotizaciones a las empresas que contraten.
Las ‘Mittelstand’ son cruciales
En un país en el que la industria representa un 21% de la economía, las ‘mittelstand’ son fundamentales. Son empresas de tamaño medio, cerca de 10.000, de entre 250 a 5000 empleados. Generalmente tienen un carácter familiar y no cotizan en bolsa. En Alemania son responsables del 40% de las exportaciones gracias a que se apoyan en una fuerte innovación y especialización.
La formación dual
La formación dual, con un mayor desarrollo del aprendizaje está fuertemente anclado en la cultura alemana.
El sistema de formación con el aprendizaje data de 1880. Hoy, casi la mitad de los estudiantes alemanes eligen una doble formación en uno de los 334 oficios entre los que pueden elegir. El Estado y las administraciones locales proporcionan las aulas en las cuales los aprendices se forman en la teoría. Las Cámaras de Comercio y la industria gestionan los exámenes. El resultado es menos de un 8% de paro juvenil.
El lado oscuro del éxito alemán
Sin embargo el modelo alemán también tiene sus detractores que lo acusan de ser un modelo que ha reducido la tasa de paro sí, pero a costa de empobrecer a la población.
Con la ausencia del salario mínimo, en el sector servicios se produce además una gran bajada del nivel salarial. Así, mientras que en la industria se mantiene un buen nivel salarial (34 euros/hora), respecto al sector servicios se abre un abismo, se cobra hasta un 52% menos.
Así, el porcentaje de población que vive por debajo del umbral de la pobreza pasó de ser del 10% en el año 2000, al 16% en 2011.
Sin embargo las otras cifras macroeconómicas sí hablan de éxito: un 5,30% de paro y un crecimiento, a pesar del entorno y de su dependencia de las exportaciones, del 0,1%.