Han pasado 25 largos años desde que la privatización de Repsol abrió el fuego de lo que se dio en llamar capitalismo popular. Los ciudadanos de a pie se incorporaron al accionariado de las empresas públicas y las bolsas dejaron de ser un coto cerrado. Telefónica, Endesa, Argentaria… El afán vendedor del Estado permitió a los españoles compartir el capital de los monopolios que les vendían la luz, el teléfono o las cuentas corrientes.
Tras un largo período en el cajón, las privatizaciones de las joyas de la Corona que aún están en manos del Estado asoman la patita en bolsa. La gran crisis iniciada en 2008 y el cerrojazo en los mercados financieros han impedido al Estado realizar las ventas necesarias para engordar las arcas públicas. Ni encontraban en el mercado inversores dispuestos a pagar el precio esperado ni las bolsas estaban en su mejor momento.
Así ocurrió en 2011, cuando la salida a bolsa de Loterías y Apuestas del Estado fue suspendida en el último minuto. Ahora, la venta del gestor de los aeropuertos españoles Aena ha recibido el pistoletazo de salida. Saldrá a bolsa el próximo mes de noviembre con el nombre de Enaire en una operación tras la que el Estado conservará una participación mayoritaria del 51% del capital.
Un 28% de las acciones se colocarán en bolsa a través de una oferta pública de venta (OPV) y otro 21% se distribuirá entre inversores privados que adquirirán directamente los títulos en una operación en la que el Estado espera recaudar alrededor de 2.200 millones de euros con las valoraciones del grupo que ha puesto sobre la mesa. Será la demanda –los inversores profesionales- quienes tendrán la última palabra.
Los expertos creen que si la operación –que arranca con un precio de partida de alrededor de 4.000 millones de euros- sale bien, la colocación en el parqué de compañías como la propia Loterías, Correos o Paradores Nacionales podría estar mucho más cerca.
Desde estas compañías se niega que haya planes concretos para salir a cotizar, pero las necesidades recaudatorias del Gobierno pueden ayudar a forzar la máquina. En un ambiente preelectoral, el Ejecutivo puede sentirse tentado de poner en marcha la maquinaria vendedora para dar un impulso a las cuentas públicas. La recuperación de la economía española y de la confianza en el país es un aval para emprender el proceso.
“El Gobierno se juega mucho en la operación de Aena. De su éxito depende que deje abiertas de par en par las puertas para la privatización del resto. Para ello tendrá que ser generosa en el precio y dar al valor un importante recorrido alcista tras la salida a bolsa. Sólo así podrá asegurarse una generosa demanda en las operaciones que previsiblemente vendrán después”, dicen en uno de los bancos de inversión cercanos a la operación.