El hecho de dar a conocer el tiempo añadido al final de cada tiempo del partido fue toda una revolución en el mundo del fútbol. Se introdujo en el Mundial de Francia 98 y , de esta forma, por primera vez en la historia, el cuarto árbitro mostraba un cartelón en el que se especificaba cuánto tiempo iba a añadir el árbitro al final de cada parte.
Con esta nueva regla se acababan los clásicos “pita ya” a gritos en los bares cuando un equipo iba ganando en una final de Champions, de copa, o el partido en el que se jugaba la Liga-aunque sigue existiendo cuando el árbitro se pasa del tiempo que él mismo ha dicho que va a añadir-. Ahora los aficionados hacen ‘quinielas’ sobre cuánto tiempo de más va a prolongar el colegiado.
En el Mundial de Francia estaba incluso regulado cuánto tiempo se debía prolongar según lo que había transcurrido en el choque. Por cada cambio se añadían 30 segundos y por cada jugador atendido en la banda, un minuto, más el tiempo estimado que se perdiera en acciones como lesión del portero pérdida de tiempo deliberada.
Estas medidas siguen existiendo, pero por comodidad, los árbitros tienen establecido una medida estándar- de un minuto más en el primer tiempo y tres en el segundo- a menos que exista una circunstancia excepcional que haya provocado una pérdida de tiempo mayor como lanzamiento de objetos al campo, lesión y cambio del portero.
LAS SUSTITUCIONES ANTES SOLO VALÍAN PARA LOS LESIONADOS
Todo aficionado al fútbol que se precie hoy en día está acostumbrado a ver cómo cada equipo puede hacer hasta tres sustituciones a lo largo de un partido oficial. Sin embargo, ésta es una normativa moderna, pues la FIFA no introdujo los cambios hasta Mundial de México de 1970. Lo hizo como respuesta a las modificaciones que se venían produciendo en el fútbol europeo en este sentido.
Y es que la primera sustitución de la que se tiene constancia tuvo lugar en Alemania en 1953 con el jugador Horst Eckel como protagonista. Hasta entonces ni siquiera se podía sustituir a un jugador por lesión, aunque fuese el portero. Posteriormente en Inglaterra se empezaron a aplicar desde la temporada 1965-66, si bien por entonces solo se permitía un cambio por equipo y choque y únicamente por lesión.
LA INTRODUCCIÓN DE LOS CAMBIOS TÉCNICOS
En la 1967-68 la normativa también permitió hacerlos por motivos técnicos; mientras que en España primero se facilitaron los cambios de porteros tras lesión en los 60 y en la década de los 70 se igualó la regla con el resto del mundo entrando como oficial en el Mundial disputado ese año en México.
Posteriormente hubo un nuevo cambio, en el Mundial de Estados Unidos de 1994. Hasta ese año, la FIFA no permitió que se hicieran tres cambios. Eran dos destinados a los jugadores de campo y el tercero únicamente para los porteros. Si no se necesitaba cambiar al portero, este cambio no se efectuaba.
Esta normativa solo duró un año, pues en 1995 se establecieron en tres los cambios, sin ningún tipo de restricción por la posición en el campo. El cambio del portero sería uno de esos tres cambios, ya no tienen un carácter especial como ocurría anteriormente
EN LA LIGA ESPAÑOLA HUBO RETICENCIAS
En la Liga española, se permitía sólo la sustitución de los porteros en caso de lesión durante los años 60, y la nueva norma de la Liga inglesa fue recibida con reticencias en 1965. Como anécdota, cabe citar las declaraciones del secretario de la Federación Española de Fútbol de la época, Andrés Ramírez: “La sustitución de jugadores lesionados durante los partidos oficiales en Inglaterra me ha causado mala impresión. Aquí, en España, se viene practicando desde hace años que, como máxima concesión, se pueda sustituir el guardameta, cuando el titular resulte lesionado, ya que es un puesto ‘sui generis’. Pero en casos de auténtica lesión.
A lo que añadió: “La sustitución de jugadores lesionados se presta a combinaciones sospechosas. Las reglas deben mantenerse rígidas. Solamente en caso de inutilización del portero puede permitirse su sustitución. Por cierto, esto no venía ocurriendo en Inglaterra; incluso en los partidos internacionales. Y puso incluso un ejemplo: “Por todo ello, cuando la selección española se ha enfrentado a algún equipo nacional británico, el seleccionador nacional, señor Villalonga, ha entrenado como posible guardameta, en caso de lesión del titular, al delantero centro Marcelino. No creo que el sistema prospere”. Ramírez se equivocó de pleno.
Hoy en día los cambios tácticos son vitales para el fútbol. Cuando un partido se pone cuesta arriba, es fundamental cambiar el sistema, la posición de los futbolistas e introducir en el campo a un ‘revulsivo’ para solucionar los partidos. Sin estos cambios nunca habríamos conocido a futbolistas como Pizzi, que marcaba cada vez que salía en su etapa en el Barça, Juan Sabas, que hacía lo propio cuando jugaba en el Betis en los 90
LOS CAMBIOS EN LAS CAMISETAS
Un elemento importante sin el cual no entendemos el fútbol es el dorsal de los futbolistas. La superstición, la posición en el campo o incluso el hecho de un número sea el favorito determina qué número llevan los jugadores en su camiseta. Sin embargo, no fue hasta el Mundial de Brasil de 1950-el del famoso ‘Maracanazo’ en el que se introdujeron las camisetas numeradas. En muchas ligas se utilizaba este sistema. El equipo local jugaba con números del ‘1’ al ‘11’ y el visitante del ‘12’ al ‘22’. Como no existían los cambios, no había confusión.
Pero con la cita mundialista los dos equipos llevaban siempre camisetas que iban del ‘1’ al ‘11’, una normativa que se ha mantenido hasta hace pocos años, concretamente hasta otra Mundial, el de Estados Unidos 1994 en el que ya no era obligatorio que los jugadores que saltaran al campo fueran numerados del ‘1’ al ‘11’. Cada jugador tenía su dorsal-el mismo durante todo el campeonato- y su nombre, apellido e incluso apodo encima del número. Posteriormente, esta nueva norma persistió durante las fases de clasificación para los siguientes campeonatos.
Hoy en día, podemos ver cómo las diferentes selecciones juegan partidos amistosos y oficiales con el número y el nombre en la camiseta. No es algo obligatorio en este tipo de choques. De hecho, hay selecciones que conservan la ‘tradición’ del ‘1’ al ‘11’ en las fases de clasificación, pero en los campeonatos internacionales sí que es de carácter obligado.
LA LLEGADA DE LOS NOMBRES A ESPAÑA
En la temporada 1995-96 estas nuevas normas llegaron a la liga Española. Los jugadores empezaron a jugar con las camisetas con su nombre y el mismo dorsal durante toda la temporada y eran del ‘1’ al ‘22’. Posteriormente, con la ampliación de las plantillas, la numeración se extendió hasta el número ‘25’ como es actualmente en el campeonato doméstico.
En otras ligas, aunque las plantillas sean de 25 se permiten otras numeraciones como el famoso ‘99’ que llevaba Vitor Baia, el 32 de Beckham o el 80 de Ronaldinho. En España estos dorsales están prohibidos, deben ser del ‘1’ al ‘25’ en el caso de jugadores de primera plantilla y del 26 para arriba para jugadores del filial. Así, Morata, la temporada pasada en el Real Madrid-en la que tenía ficha del filial- llevaba el 29 y esta temporada-con ficha del primer equipo- utiliza el ‘21’.
Con respecto a las normas, hay equipos que obligan a sus jugadores a utilizar el apellido en la camiseta. Así, Cesc pasó a ser Fàbregas cuando fichó por el Arsenal por ejemplo. Pero no existe una normativa oficial como en el baloncesto-en la que es obligatorio usar el apellido en la ACB-En España hemos visto las camisetas de ‘El Loco’ Abreu, en el Deportivo y ‘El Mono’ Montoya, en el Extremadura entre otros.
LA CHAMPIONS SE RESISTIÓ HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO
La Liga de Campeones siempre ha sido una competición ‘diferente’. Una de las normas que llevaba a rajatabla se refiere a la publicidad en las camisetas. Los equipos tenían una camiseta especial para la Champions en la que la firma deportiva que vestía al equipo se limite al lado derecho de la camiseta.
Así le ocurrió al Real Madrid en la temporada 1995-96 cuando el equipo blanco lucía el logo de la marca deportiva Kelme, en forma de unas huellas de gato que ocupaban la parte superior de las mangas-la UEFA las eliminó-, al igual que el logo de Puma que llevaba el Atlético una temporada después
También seguía existiendo la norma de jugar con camisetas del ‘1’ al ‘11’ y sin nombre hasta la final de la temporada 1995-96. En el último partido disputado entre la Juventus y el Ajax, los dos equipos lucieron nombre sobre sus dorsales por primera vez en la Champions. A partir de ese momento-y en la actualidad también- los jugadores llevan su nombre y su número.