Uno de los elementos en los que más se puede protestar al árbitro al margen de las faltas es el tiempo añadido. Desde el Mundial de Francia de 1998 los árbitros muestran un cartelón indicando cuánto tiempos e va añadir al final de cada parte del partido. Luis Miguel explica una confusión muy habitual: “se dijo que eran 30 segundos por cambio y un minuto si el jugador tenía que ser atendido, pero esto no son medidas absolutas, sino orientativas”. Explicaba que un cambio puede durar 30 segundos, o 10 si el jugador sustituido está en la banda”.
Según el reglamento, «el árbitro tiene que descontar todas las pérdidas de tiempo en forma de lesiones, sustituciones, caídas y otras”. Luis Miguel nos contaba que “en las reuniones de esta temporada se hizo mucho hincapié en que cuando se descuenten, por ejemplo tres minutos, sean tres minutos exactos. Solo se podría prolongar si hay una circunstancia grave como una lesión que haga que se descuente más tiempo, pero nada más”. Todo surgió después del arbitraje de Muñiz Fernández en el Elche- Real Madrid concediendo al Madrid un penalti a favor con el tiempo cumplido. Añadió más de la cuenta cuando no tenía que hacerlo”.
Con respecto a las pérdidas de tiempo. Luis Miguel distinguió. “Cuando un jugador está esperando para lanzar un penalti no se considera pérdida de tiempo pues los jugadores tiene que colocarse, el lanzador preparar el lanzamiento, y el portero posicionarse, esto no se añade al tiempo de descuento”. Lo que sí se añade es por ejemplo si se pierde tiempo deliberadamente. “Si un portero tarda en sacar de puerta se le muestra al amarilla y ese tiempo que ha perdido sí debe añadirse, con la sanción lo que se hace es evitar que eso se siga haciendo y se tenga que sumar mucho más tiempo al añadido”.