Ayudar a un club italiano en su liga nacional, colaborar con los programas del CSD de fomento del deporte femenino, continuar los estudios de psicología, dar cursos en distintos países… son solo algunos de los planes de la gimnasta Carolina Rodríguez, que anunció su retirada tras Río 2016 y que ahora se declara «en activo, pero en fase de aterrizaje paulatino».
«No he podido sentir el síndrome del día después porque no paro», comentó a Efe la leonesa, que recibió este jueves un homenaje en la sede madrileña del Consejo Superior de Deportes (CSD).
«Me sigo entrenando a menor ritmo, habré bajado de cinco a tres horas diarias, y a menor intensidad, pero parar de golpe es imposible», comentó la gimnasta, recién llegada de México, donde participó en una exhibición e impartió un curso, y que la semana próxima viajará a Italia para participar en su liga local de clubes.
Tras mencionar durante el homenaje que «los Juegos de Tokio quedan muy lejos», en lo que parecía una puerta abierta a su continuidad en la alta competición, Rodríguez comentó que ni siquiera está en sus manos la participación en una cita mucho más cercana en el tiempo, como los Europeos de la próxima primavera.
«Yo me entreno menos, estoy tocada de algunas lesiones y la federación hará sus controles. Ni siquiera sé si daría el nivel. Eso ya no depende de mí, yo ya pienso más en el aterrizaje», afirmó la gimnasta, que puso el broche a su carrera en la alta competición con un octavo puesto en la final de los Juegos Olímpicos de Río.
En esta cita batió el récord olímpico de edad en su deporte, con 30 años. Eran sus terceros Juegos: fue »conjuntera» en Atenas 2004 y participante individual en Londres 2012 y Río 2016.
La gimnasta sopesa una oferta para colaborar en el programa Universo Mujer del CSD e Iberdrola, destinado al fomento del deporte femenino.
«Estamos atando cabos. A mí las federaciones me conocen, aunque solo sea por pesada, por los años que llevo. Y si puedo atraer a algún proyecto, que las federaciones vean la necesidad de promocionar el deporte femenino, mejor. A toda persona que llega con la cartera en la mano», dijo en referencia a la empresa energética, «hay que abrirle la puerta».
Carolina Rodríguez está convencida de que el próximo año «será muy bonito» para ella, «un año de transición» en el que aún podrá competir a cierto nivel y seguirá, desde luego, «vinculada al deporte».
¿Como entrenadora, quizás? Por ahora, no.
«No me planteo estar las mismas horas que estaba entrenando en el tapiz, pero dedicada a otras niñas. No es el momento. Necesito dos años o los que sea para salir de esta burbuja», afirmó la gimnasta.
Tiene la titulación de entrenadora y de juez, por lo que no descarta nada para el futuro.
«Cuando viajo y doy cursos me dicen que a las niñas les llega. Y a mí me encanta. Si me decido, tengo buena escuela de entrenadoras, la del Club Ritmo», dijo sobre su casa de toda la vida, donde estuvo 23 años a las órdenes de Ruth Fernández.
Otra titulación que desearía obtener es la de Psicología, carrera que lleva «a la mitad» -«¡a la mitad, qué horror!», repite tapándose la cara con las manos- pero que quiere terminar. «Todo el mundo me aconseja que no lo deje».
Rodríguez escuchó durante el homenaje palabras muy cariñosas de parte del director general de Deportes, Óscar Graefenhain, el vicepresidente de la federación de gimnasia, Fernando Nieto (el presidente, Jesús Carballo, asiste en Japón a la asamblea de la federación internacional), y el presidente de Drasanvi, la empresa que la patrocina, Óscar López.
Graefenhain dijo que «la labor del CSD no es estar en el podio con los deportistas, sino acompañarles en los malos momentos, como puede ser el de la retirada».
«Aunque a Carolina aún le queda recorrido, haremos todo lo que esté en nuestra mano para respaldarla y darle todo lo que pueda necesitar», afirmó.
«Ha demostrado una capacidad de superación que cualquier empresa debería tener en cuenta a la hora de formar sus equipos», añadió.
Nieto dijo que, por la calidad de las participantes en los Juegos de Río, el octavo puesto de Rodríguez «es equiparable» a la medalla de plata lograda por el conjunto de rítmica.
También expresó su deseo de que siga vinculada a la gimnasia y a la federación para contribuir a que sus herederas «igualen o superen» sus resultados,
Óscar López, de Drasanvi, apuntó que su empresa había apostado «más que por la deportista, por la persona, una persona íntegra».
«Vimos claro que había que apoyarla para que llegase a los Juegos. El resultado no nos importaba», dijo.
Carolina Rodríguez agradeció al patrocinador que, gracias a su ayuda, pudo competir en Río «con los maillots más bonitos del mundo».