Fernando Alonso ya vela armas para el Gran Premio de Malasia. El asturiano no piensa en otra cosa que en seguir con la buena línea mostrada en Australia y seguir dejando con la boca abierta a todos sus rivales. Para ello, antes de dormirse se motiva leyendo el libro de »El arte de la guerra», tal y como ha publicado el asturiano en su »Twitter»:
Leyendo un poco antes de dormir… twitter.com/alo_oficial/st…
— Fernando Alonso (@alo_oficial) 22 de marzo de 2013
»El arte de la guerra» es un libro que fue escrito por Sun Tzu, un general chino, entre el 400 a. C. y el 320 a. C.. Está considerado como uno de los mejores documentos de estrategia militar de todos los tiempos. Sin embargo, sus frases motivadoras provocan que sus enseñanzas se hayan aplicado más allá del ámbito militar y muchos utilicen los conceptos que se explican en el libro tanto para la propia vida como para los negocios.
TeInteresa repasa algunas de las frases que han provocado que »El Arte de la Guerra» sea tan popular:
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.
Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.
Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas.
Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo.
Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque. Mientras no hayas observado vulnerabilidades en el orden de batalla de los adversarios, oculta tu propia formación de ataque, y prepárate para ser invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los adversarios tienen órdenes de batalla vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.
Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar.
Aparece en lugares críticos y ataca donde menos se lo esperen, haciendo que tengan que acudir al rescate.
Llega como el viento, muévete como el relámpago, y los adversarios no podrán vencerte.
La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.
Si ignoras los planes de tus rivales, no puedes hacer alianzas precisas.
Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y guerrear.
No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas.
Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar.
Si el enemigo ve una ventaja pero no la aprovecha, es que está cansado.
Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y metódico.
Cambia sus acciones y revisa sus planes, de manera que nadie pueda reconocerlos.
Puedes ganar cuando nadie puede entender en ningún momento cuáles son tus intenciones.
El bicampeón español ya demostró durante toda la temporada pasada que es muy amante de la cultura samurai. Por ello, ya colgó varias frases motivadoras de este estilo antes de varios Grandes Premios con el objetivo de que todos supieran una cosa: por muy difícil que estuvieran las cosas, él iba a intentar por todos los medios luchar por la victoria.