Diego Alves sigue empeñado en demostrar que la de los penaltis no es una lucha desigual en la que el portero poco o nada tiene que hacer. El portero del Valencia detuvo ante el Sevilla su penalti número 16 desde que está en España en todas las competiciones. Estos 16, unidos a tres fallados por sus rivales, hacen que le hayan marcado menos de la mitad de los que han intentado contra él. Pese a que estemos a uno de los mejores especialistas de todos los tiempos, ni Diego Alves podría parar el penalti perfecto.
Un penalti es el momento en el que un futbolista siente más presión sobre un terreno de juego, más aún si se trata de una tanda decisiva en un Mundial p fase final de la Champions League. Existen estudios que determinan las claves para que a los lanzadores no les tiemblen las piernas y coloquen el balón donde le pide la cabeza. Además, las estadísticas determinan que no se trata de una simple lotería, como suele decirse en una irreal frase hecha.
LA FÓRMULA DEL LANZAMIENTO PERFECTO
Unos estudios elaborados por científicos de la Universidad de Liverpool John Moores en el año 2006, demuestran que el penalti perfecto, aquel imposible de alcanzar para cualquier portero, sí existe.
La fórmula infalible para no errar una pena máxima es la siguiente: (((X+Y+S)/2)x((T+I+2B)/4))+(V/2)-1. Traducido al catellano quiere decir que el balón lanzado debe ser elevado, a la derecha o izquierda del portero y que lleve una velocidad de 90-104 kilometros por hora. Esto responde a que cuanto más lento vaya el balón más aumentan las opciones de que el guardameta detenga el esférico. Shearer, según esta formulación, marcó el penalti perfecto.
Además, que el golpeo se produzca de manera rápida provoca, según los investigadores, que aumente el factor sorpresa y, por tanto, baje la capacidad de reacción del meta. A la hora de coger carrerilla es clave que ésta no sea muy larga. Entre cuatro y seis pasos es lo ideal, dar más o superar los diez es peor. Y es que esperar más de 0.41 milisegundos, un tiempo que parece ínfimo, hace que las opciones estén más igualadas porque pueden ser una eternidad para el lanzador, ya que cuánto más tarde en disparar más aumentarán sus nervios.
EL LANZAMIENTO A LA ZONA INSALVABLE
Ken Bray, autor del libro «Cómo anotar: la ciencia y el hermoso juego», identificó una «curva de tirada» que marca el alcance de un portero cuando intenta parar un penalti. Solo tienen un alcance limitado cuando se lanzan, no pueden llegar a los palos ni a las escuadras si el balón va ajustado. Los jugadores que lancen un penalti deben apuntar a estas zonas insalvables, porque «el 80% de los tiros, alrededor de cuatro de cinco, lanzados a esta zona tuvo éxito”, según el estudio publicado por la Universidad de Bath.
En segundo lugar destaca que la elección de los futbolista en una tanda de penaltis es algo decisivo de cara al resultado final. Los técnicos deben conocer a la perfección los índices de aciertos y errores de cada jugador. Otorga también importancia el orden de los lanzadores. Primero deben hacerlo los menos experimentados y después los más seguros. La práctica se ha encargado de desmontar esta teoría en algunas ocasiones, ya que los menos habituales han fallado los primeros lanzamientos y los mejores chutadores no han tenido la oportunidad de lanzar. Cristiano quiso ser el quinto lanzador ante España en las semifinales de la Eurocopa y no le llegó el turno. El griego Samaras estaba dispuesto a lanzar el quinto penalti ante Costa Rica en este Mundial y no pudo.
Por último, son básicas la concentración y la tranquilidad a la hora de lanzar un penalti decisivo. En palabras de Bray, lo mejor que puede hacer un lanzador es dibujar “imágenes mentales positivas” en su cabeza. Imaginarse un gran disparo, lanzado a la zona insalvable, que se convierta en gol y ayude a tu equipo a ganar la tanda.
SHEARER LANZÓ EL PENALTI PERFECTO EN 1998
El lanzamiento del inglés contra Argentina está considerado como el penalti perfecto. Cogió poca carrerilla y golpeó rápidamente con fuerza al balón, que entró elevado y por la derecha de Carlos Roa. Imposible de detener.
Curiosamente, pese a que en aquel partido Inglaterra marcara la pena máxima perfecta cayó eliminada en la tanda de penaltis, ya que no todos realizaron un lanzamiento como el de Shearer.