Mario Balotelli, delantero del Manchester City, no está dispuesto a consentir ningún acto racista durante la próxima Eurocopa. El italiano fue muy claro al respecto en una entrevista concedida a The Guardian. «Si alguien me lanza un plátano en la calle o sobre un terreno de juego iré a la cárcel, porque lo mataré», indicó.
«No voy a aceptar ningún tipo de racismo. Vamos a ver lo que sucede durante la Eurocopa, pero espero que no se produzca ningún tipo de incidente», añadió. Y es que a lo largo de su carrera Balotelli ya ha tenido que aguantar varios actos racistas. Uno de ellos fue en 2009, cuando se encontraba concentrado para disputar el Europeo sub 21 en un bar de Roma varias personas le tiraron varios plátanos. «Fue una suerte que la policía llegara pronto al lugar, porque les habría destruído», comentó sobre aquella acción.
Todo ello viene derivado porque en Inglaterra se ha generado un gran debate sobre si sigue habiendo aún hoy racismo en Europa a raíz de unas declaraciones que hizo Sol Campbell en las que no recomendaba viajar a los hinchas ingleses de color a la Eurocopa. «Quédense en casa y vean los partidos por la televisión, no merece la pena correr riesgos. Pueden volver en ataúd», alertó el ex defensa internacional.
En Italia ya sufrió insultos
La Juventus pidió disculpas por los cánticos racistas dirigidos a Balotelli durante el partido disputado por ambos equipos en el Estadio Olímpico de Turín. El delantero irritó a parte de la afición de Turín durante el partido, sobre todo por su papel en la expulsión del centrocampista de la «Juve» Thiago, cuando se quedó tendido en el césped exagerando tras una entrada que no parecía demasiado peligrosa.
El atacante dijo que el público de Verona le daba «asco» tras ser víctima de insultos racistas en un partido contra el Chievo, «cada vez que vengo a Verona, me doy cuenta de que este público me da cada vez más asco. Es inaceptable«.
El italiano de origen ghanés es habitualmente objeto de insultos, gritos y cantos racistas de los hinchas radicales del fútbol italiano.
«Estoy cansado de oír gritos racistas, incluso cuando tengo un buen comportamiento en el terreno de juego. Y no soy el único. Es una vergüenza que debe terminar», añadió.