Hubo un tiempo en que el dinero americano ayudó a la reconstrucción española. El famoso filme bienvenido Mr. Marshall escenificó aquella realidad. Es uno de esos títulos de películas que tras pasar por la cartelera ha quedado en el lenguaje patrio.
Hubo otro tiempo en que constructores y promotores -profesión noble salvo que se demuestre, como en numerosas ocasiones ha sucedido, lo contrario- dirigían clubes de fútbol con pretensiones no siempre claras… usos de palcos con fines privados, saqueo de arcas que deberían ser destinadas a que el espectáculo sobre el césped fuera grato a los ojos del abuelo y el nieto que, no sin sudor, pagan el abono o el boleto del partido del año, incremento de la deuda con el erario público hasta dimensiones monstruosas… No es exagerado decir que el fútbol español, en lo que a gestión económica se refiere, ha sido un perfecto desastre durante lustros.
Hubo un tiempo en el que hacía falta que alguien hiciera algo. De lo contrario, el fútbol español estallaría. Antes o después. Pero estallaría. Y así llegó el contrato unificado de televisión y llegaron los inversores.
En el último lustro ha llegado dinero fresco al fútbol español. ¿Por pasión? ¿Por negocio? ¿Por qué? Habrá pasión, pero una cosa es clara: el fútbol, en su configuración más reciente, es un negocio rentable. La Liga no permite a los clubes profesionales gastar más de lo que ingresan. Hay un exhausto control de las cuentas y los desmanes de antaño no tienen cabida. Si no, eres descendido, se impide la inscripción de jugadores que rompen el techo salarial o no puedes fichar. Medidas contundentes.
Veamos lo sucedido con las televisiones. El primer dato tumbativo es que los clubes se reparten 1.200 millones cuando hace dos temporadas percibían poco más de 600. Antes cada club negociaba por su cuenta y riesgo. Madrid y Barça se llevaban la parte grande del pastel y para los Alcorcones de turno quedaban las migajas. Oferta y demanda, sí. Pero sin 42 clubes esto no funciona. Otro dato, a modo de ejemplo: el Sporting de Gijón que ascendió en la última jornada de la temporada 14-15 ingresó ese año 3 millones por derechos de televisión -en 2ª División-. Dos años después, ya en Primera, 37. Un claro ejemplo de club beneficiado por la negociación colectiva. Llegó a Primera en el momento preciso. La sombra de quiebra ya se desvanecido definitivamente para la legendaria escuadra gijonesa.
El doble de ingresos y la obligación de ser superavitario hacen de esta bendita locura un negocio rentable. Del desmadre al negocio. Enhorabuena a los responsables. Y esto ha provocado una oleada de inversores extranjeros. Algunas operaciones recientes avalan que no solo un servidor piensa que el fútbol es, hoy sí, un negocio atractivo:
- Al Thani se compró el Málaga por 36 millones de euros.
- Peter Lim adquirió el Valencia por 94 millones de euros.
- El Grupo vinculado a la familia Alierta adquirió el Zaragoza asumiendo una deuda de 130 millones de euros. También de Segunda División.
- Peter Sarver ha adquirido el Mallorca, de 2ª División, por 20 millones de euros.
- Jiang Lizhang compró el pasado verano el Granada por 37 millones de euros.
Cierto es que lejos estamos de las valoraciones de los líderes de este negocio: los británicos. El City Football Group -dueño de Manchester City, Melbourne City, New York City- está valorado en 3000 millones de euros. El Leicester, entonces en Segunda División, fue adquirido en 2010 por 39 millones de libras. La Premier lleva años creando un producto redondo y rentable. Cierto es que tienen más seguidores que La Liga, pero la diferencia era abusiva. Y más si tenemos en cuenta que los entorchados europeos viajan casi sistemáticamente a la piel de toro y dan la espalda al Reino de Isabel.
Mr. Money ha venido al fútbol español para quedarse. Es una muy buena noticia. Los contratos televisivos van es escalada: se les vende cada vez un producto mejor. Y la inversión no para de llegar: entienden que donde ponen “x” podrán recuperar “2x”. Como mínimo. ¡Cómo hemos cambiado! La deuda de los clubes ha disminuido en casi 1000 millones en los últimos 3 años, los clubes gastan menos de lo que ingresan y los ingresos crecen exponencialmente. Thank you Mr. Money!
Esto hará mejor el fútbol y, por tanto, mayor el disfrute de los aficionados. Siempre que la gestión deportiva sea acorde a la económica. Si no, que lo pregunten en la ciudad del Turia.