Subir el Everest no es algo que se pueda hacer todos los días. La preparación y el gasto es muy alto ya que además de estar en buenas condiciones físicas, alcanzar la cima de la mayor montaña del mundo es caro y se necesita mucho tiempo. Hay tres formas de subir al prestigioso Everest. En total, la cantidad a pagar varía entre los 35.000 dólares si se va con un grupo de siete personas hasta los 60.000 si se intenta llegar a la cima en solitario.
La primera es la más simple: apuntarse en cualquiera de las agencias que organizan expediciones comerciales. Para poder hacerlo de la manera más rápida posible lo mejor es hacerlo directamente en alguna de Nepal.
La segunda manera es algo más económica, y la habitual entre los alpinistas: consiste en comprar la correspondiente cuota de permiso a una de estas agencias. De esta manera se organiza de manera más personal, excepto los trámites derivados del permiso para subir y las partes que acuerdes con la empresa, como transporte de cargas, disposición de sherpas.
La tercera opción es organizar una expedición particular desde el principio, incluyendo la tramitación de los permisos. Excepto en expediciones fuertemente patrocinadas, este sistema no se utiliza por la complejidad y desgaste que supone y porque el precio será superior.
Una vez planteado el viaje a Katmandú, capital de Nepal, hay que buscar vuelo que oscila entre 1000 y 5000 euros. El equipo personal necesario para subir oscila en torno a los 6.000 euros y agrupa lo que se lleva puesto, sin contar tiendas de campaña, máscaras de oxígeno, cuerdas, etc.
Una vez en la capital de Nepal hay que dirigirse a la agencia para concluir la tramitación de los permisos, preparación y embalaje de la carga, compra de comida y otros preparativos, lo que puede demorarse hasta cinco días. Lo habitual a partir de este momento es que la agencia de »trekking» se haga cargo de todas las gestiones de la expedición, incluyendo víveres y cocina.
La única manera de llegar hasta el campamento base del Everest es a pie (hacerlo en helicóptero no es aconsejable, pues impide aclimatarse). El Everest pertenece al Parque Nacional de Sagarmatha. Para acceder a su interior cada expedición debe pagar 100 dólares en la entrada, situada a la salida de la aldea de Monjo, a 2.850 metros. Tras varias horas de marcha y tras ascender y descencer profundas gargantas fluviales se llega al campamento base del Everest por la cara sur.
Antes de empezar a subir hay que realizar la puja, ceremonia en la que se pide el favor de los dioses para la escalada. La realizan los sherpas y es habitual pagar unos 200 euros. Tras pagar al oficial de enlace del campamento base el canon de basuras, que se eleva a 12.000 dólares por expedición, lo siguiente es pagar a los sherpas por colocar las cuerdas fijas. En el lado sur hay que hacer dos pagos. El primero, a los llamados Doctores del hielo, un grupo de sacrificados sherpas que se ocupan de mantener abierto el camino a través de la peligrosa Cascada de Hielo, de 600 metros, recolocando a diario las cuerdas fijas y escalas sobre grietas y seracs. Por encima hay que realizar un segundo pago, para las cuerdas fijas que llegan hasta la misma cumbre del Everest.
Quien quiera y pueda alcanzar el Everest deberá llevar un mínimo de cinco botellas de oxigeno, al precio de 500 dólares la unidad, más máscara y regulador, otros 1.000 dólares. Se alcance o no la cima, pero sobre todo si se consigue, hay que dar una generosa propina a todos los sherpas participantes, nunca inferior a los 200 dólares y hasta 2.000 dólares por persona.
Subir el Everest no es nada fácil y además hay que tener ahorrado bastante dinero para cumplir uno de los sueños más bonitos del mundo.