No fue un lanzamiento muy ortodoxo, de ahí el resultado final. El pie derecho no conectó bien con el balón, que se marchó a las nubes o más alla. Sergio Ramos fue señalado de inmediato por medio mundo y parte del otro. Pero el defensa sevillano puede estar tranquilo porque hay una fórmula infalible para no fallar desde los once metros. Y más de uno también puede apuntarse dicha fórmula… Se hizo pública hace años, aunque parece que sin mucho éxito, pues hasta los más grandes han fallado últimamente.
Los errores decisivos de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo desde el punto de penalti en las semifinales de la Liga de Campeones han provocado que vuelva a ponerse en boga la teoría de que los lanzamientos desde los once metros son una lotería. Sergio Ramos no ha hecho otra cosa que se hable más todavía de esta suerte del fútbol. Sin embargo, la solución está escrita desde hace seis años. Unos estudios elaborados en 2006 por científicos de la Universidad de Liverpool John Moores, en Liverpool, demuestran que el penalti perfecto, aquel imposible de alcanzar para cualquier portero, sí existe. El ejemplo de ello es el que lanzó, y marcó, Alan Shearer en el Inglaterra-Argentina correspondiente a los octavos de final del Mundial de Francia de 1998.
La fórmula infalible para no errar una pena máxima es la siguiente: (((X+Y+S)/2)x((T+I+2B)/4))+(V/2)-1. Traducido al catellano quiere decir que el balón lanzado debe ser elevado, a la derecha o izquierda del portero y que lleve una velocidad de 90-104 kilometros por hora. Esto responde a que cuanto más lento vaya el balón más aumentan las opciones de que el guardameta detenga el esférico. Shearer, según esta formulación, marcó el penalti perfecto.
Además, que el golpeo se produzca de manera rápida provoca, según los investigadores, que aumente el factor sorpresa y, por tanto, baje la capacidad de reacción del meta. A la hora de coger carrerilla es clave que ésta no sea muy larga. Entre cuatro y seis pasos es lo ideal, dar más o superar los diez es peor. Y es que esperar más de 0.41 milisegundos, un tiempo que parece ínfimo, hace que las opciones estén más igualadas porque pueden ser una eternidad para el lanzador, ya que cuánto más tarde en disparar más aumentarán sus nervios.
Por estas razones, el penalti lanzado en 1998 por Shearer contra Argentina está considerado como el perfecto. El inglés cogió poca carrerilla y golpeó rápidamente con fuerza al balón. Éste entró elevado, por la derecha de Carlos Roa, el portero de Argentina, imposible de detener. Curiosamente, pese a que en aquel partido Inglaterra marcara la pena máxima perfecta cayó eliminada en la tanda de penaltis, ya que no todos realizaron un lanzamiento como el de Shearer.
Los porteros, por su parte, también tienen sus trucos para aumentar sus posibilidades de cara a detener un lanzamiento desde los once metros. Según la Universidad de Exeter, en Inglaterra, si los guardametas miran a las caderas de los jugadores al final de la carrera tienen más opciones de adivinar por dónde irá el balón.
Los porteros también pueden tirar de picaresca para detener un penalti. Por ejemplo, si el guardameta se mueve entre 6 y 10 centímetros del centro es suficiente para tentar al tirador con lanzar al otro lado, según un estudio de la Universidad de Hong Kong. Además, si un portero va de rojo tiene más opciones de que el lanzador de la pena máxima falle. Esto es porque, según la Universidad de Chichester, el rojo se asocia con peligro, dominación o ira, y en momentos de estrés ponemos más atención a nuestro entorno. Aunque, por mucho que haga el guardameta, si el tirador lanza el penalti como Shearer contra Argentna en 1998 es imposible que pueda detenerlo.