En el Atlético de Madrid coinciden en señalar a dos hombres como la clave del éxito. Uno es Simeone, al que se le califica como un líder y un excelente motivador. El otro es el uruguayo Óscar Ezequiel Ortega, el preparador físico y el hombre que tiene a los jugadores como máquinas. Hasta los propios futbolistas, que sufren hasta la extenuación, acaban agradeciéndole su exigencia. Sin sus entrenamientos específicos y minuciosos ninguno alcanzaría el nivel que tiene ni resistiría todo el partido. Un jugador con técnica, pero sin físico puede llegar a ser peor que otro con menos talento y perfectamente preparado. Y en esta línea va encaminado el trabajo del »profe» Ortega, como así se le conoce.
Su método parece simple, pero no deja de sorprender por los buenos resultados que obtiene. Su filosofía está acorde con lo que piensa Simeone de las virtudes que tiene que tener una plantilla que posee menos individualidades que otras con más presupuesto y que acaban fichando a los mejores jugadores del mundo. Ortega, la mano derecha del »Cholo», pone el acento en la intensidad y para ello prepara circuitos físicos de máxima dificultad en los entrenamientos. En pretemporada llega a hacer tres entrenamientos diarios. Su meticulosa preparación, conocimientos y perseverancia hacen que el Atlético sea el equipo que más fuerte empieza las temporadas y el que mejor las acaba. La prueba está en la temporada pasada cuando ganó la Supercopa de Eurocopa al Chelsea en verano y acabó conquistando la Copa del Rey al Real Madrid.
Es un hombre pasional, meticuloso, que incide en la disciplina y en el esfuerzo colectivo. Sus calentamientos antes de los partidos son un espectáculo. En ese momento en el que el equipo mantienen una alta concentración para empezar un partido, el »profe» Ortega se mete en el calentamiento con los jugadores y no para de jalearles como el sargento que manda a sus soldados a la batalla final. Las cámaras de televisión han capturado algunas de sus conversaciones que dicen: «Hay que asesinar en el campo. Somos un equipo duro y no hay que dejar pensar al rival porque te puede matar. Siempre hay que estar firmes y juntos porque nos jugamos tres puntos claves». De sus palabras se deduce que no sólo pone a los jugadores en su máximo punto físico sino también emocional.