Con 0-1 en contra y el Mancheter encerrado atrás para salir con espacios, el Madrid no encontraba la manera de meter mano al muro inglés. Van Persie y Welbeck daban miedo cada vez que entraban en juego y el United veía como el equipo blanco se iba desesperando poco a poco. Kaká ya había sustituido al lesionado Di María y había desplazado a Özil a la derecha. No se encontraban cómodos ninguno de los jugadores de Mourinho destinados a llevar el peso ofensivo. Hasta que llegó la expulsión.
La expulsión del extremo portugués hizo mover ficha a Mourinho. Sabiendo que Arbeloa ya no tendría que estar atento de las cabalgadas por la banda derecha, le sustituyó dando entrada a Modric desplazando a Khedira al lateral. El impacto de Modric fue, antes que nada, jerárquico. Se puso al mando de las operaciones madridistas y empezó a crear. Movió el balón de un lado a otro, tuvo personalidad para pedir la pelota y para intentar pases más hirientes. Arriesgó con algún que otro regate en la frontal y aportó fluidez e intención a la circulación de balón.
Con la expulsión, los Red Devils defendian en la frontal del área, incluso los dos delanteros estaban en medio campo inglés. Ante todos ellos, el equipo blanco sacó el talento a relucir. Xabi Alonso, Ozil, Modric, Kaká, Cristiano Ronaldo o Higuaín eran los encargados de que Old Trafford estuviera en vilo…y llegó la hazaña. Precisamente el que había cambiado la imagen del Madrid, Luka Modric, recibió en la frontal del área sin marca, controló y mientras se escoraba a la derecha, armó un disparo seco, a media altura, que entró tras superar la estirada de De Gea y pegar en el palo. El empate arruinó la función del United y en el Teatro de los Sueños se mascaba la tragedia.
Así fue, Poco después Cristiano marcó el segundo y despertó definitivamente del letargo al Real Madrid. El Manchester tuvo unos arreones finales, pero entonces apareció el héroe inesperado, Diego López. El equipo blanco se había repuesto del gol en propia puerta de Ramos y acabó con la tela de araña que había montado Ferguson. Con el pitido final todo fueron abrazos y felicitiaciones. El espíritu de la Décima brilló en un Teatro en el que los Sueños se hacen realidad.
LUKA MODRIC VOLVIÓ A SER EL CRUYFF DE LOS BALCANES
Le decían que era demasiado bajo y delgado, que nunca alcanzaría el éxito. Apodado el «Cruyff de los Balcanes» por su notable parecido con Johan Cruyff, es un creador de juego con llegada al área y de gran disparo. Sus comienzos no fueron fáciles. Su familia, desplazada en la guerra croata en la década de 1990, por el asesinato de su abuelo por milicianos serbios, vivía en la ciudad adriática de Zadar, en cuyo club jugaba Luka y donde decidió quedarse. En 2000, se incorporó al Dinamo, que tres años después lo cedió a su filial FK Zrinjski, de Mostar, donde, con solo 18 años, fue proclamado el mejor jugador de la Liga de Bosnia-Herzegovina.
En 2006, ya de nuevo en el Dinamo, logró varios títulos. Su explosión con la camiseta de Croacia empezó con la llegada de Slaven Bilic como seleccionador. La Eurocopa de 2008 le encumbró como estrella internacional. Firmó un gol ante Austria y dio un recital en la victoria sobre Alemania por 2-1. Esta gran actuación forjó su pase al Tottenham. La falta de adaptación y las lesiones no le dejaron rendir a su más alto nivel en la «Premier», pero su talento le hizo asentarse en el escalafón de los mejores jugadores de Europa. Así, la llamada del Madrid le sedujo de gran manera y su fichaje por el club blanco fue el culebrón del verano. Se declaró en rebeldía con el equipo inglés y fue sancionado economicamente por no presentarse a entrenar ni acudir a la concentración con el equipo. Al poco tiempo, volvió a entrenarse y tras un tira y afloja entre los directivos ingleses con Florentino, finalmente fichó por el equipo blanco, tras desembolsar 40 millones al club de White Hart Lane.