El Clásico de la final de Copa lo arbitra el único colegiado español que le gustaba a Mourinho. Con esta carta de presentación es fácil entender que estamos ante un juez que permite el contacto, que deja jugar y es permisivo. El valenciano Antonio Miguel Mateu Lahoz es el otro gran protagonista de este Real Madrid-Barcelona. “Mateu Lahoz es un colegiado fantástico con una filosofía que me gusta muchísimo. Es un árbitro al que no le gustan los artistas de la piscina”, dijo de él el técnico portugués.
Es la segunda ocasión en la que va a dirigir un Clásico. La anterior fue el 30 de agosto de 2012, en el partido de vuelta de la Supercopa de España en el Bernabéu, en el que el equipo entrenado por Mou ganó 2-1 al de Tito Vilanova. En este encuentro expulsó a Adriano por derribar a Cristiano Ronaldo cuando se marchaba solo. Messi le llegó a recriminar que era demasiado condescendiente. El barcelonismo mira con recelo a Mateu.
No estamos ante un árbitro de gatillo fácil para mostrar tarjetas ni quisquilloso para detener el juego. No abusa del silbato. Apuesta por el diálogo y entiende que el fútbol es un deporte en el que se pueden dar empujones, choques y se puede llevar el partido hasta el limite del reglamento. Si la final sale caliente, habrá leña. Visto así se puede deducir que jugadores como Neymar, más frágiles y que salen peor parados en el cuerpo a cuerpo, tienen más que perder que ganar con el perfil de este colegiado.