La Italia versión 2012 nada tiene que ver con aquella que ganó el Mundial en el 2006. Los Cannavaro, Materazzi, Camoranesi y otros, son historia. El «Catenaccio» parece que forma parte del pasado. Así lo ha expresado su técnico, Cesare Prandelli, siempre que le han preguntado. Incluso se ha atrevido a señalar al Barcelona como su modelo a imitar. Casi nada. Lejos de ese nivel, la realidad es que Italia, actualmente, juega más y mejor que cualquier otra generación reciente. ¿Será suficiente?
El técnico italiano apuesta encarecidamente por un sistema de juego basado en cuatro defensas, tres mediocampistas, un «trequartista» o mediapunta y dos delanteros. Aspecto innegociable de un entrenador poco amigo de cambios tácticos rotundos. Así, varias son las piezas que todavía no están definidas en su once. No encajan ni engranan. La primera, aunque pudiera parecer extraño, es Gianluigi Buffon. El otrora mejor portero del mundo, tras varias lesiones, no es el mismo y parece restar más de lo que suma actualmente. Su sustituto sería un magnífico Sirigu, que juega en el París Saint Germain y que es ya el mejor arquero italiano del momento.
Chiellini se ha instaurado como el cacique defensivo del equipo. El de la Juventus, que juega de lateral en su club, lo hace de central en la selección. El juego de Italia pasa por las mismas botas que antaño: las de un maravilloso talento llamado Andrea Pirlo. Tras su salida del Milan rumbo a la Juventus, parece otro. Lo es. Más joven. Ligero. La técnica siempre la tuvo. Un espectáculo creativo siempre. A su lado, De Rossi y Marchisio también parecen fijos. Un mediocampo talentoso habida cuenta de los jugadores que pasaron por ahí recientemente…
En ataque, las opciones se disparan. El mediapunta será Montolivo o Aquilani, sobre todo tras la lesión que le hará perderse la Eurocopa a un Antonio Cassano que parecía revivido para la práctica del fútbol. Giuseppe Rossi, del Villarreal, también podría desempeñar esa función pero parece no convencerle a Prandelli. En la punta, Pazzini parece fijo. A su lado, Di Natale, Matri, el propio Rossi o Mario Balotelli serán sus acompañantes. Mucha pólvora que puede hacer saltar por los aires cualquier fortín.
Esta Italia se caracteriza por ser diferente de sus anteriores versiones. El equipo tocó fondo en el Mundial de Sudáfrica con Lippi en el banquillo y, desde entonces, sólo ha ido para arriba. Imposible que fuera diferente. Apoyado en el talento de sus jugadores, el combinado nacional quiere jugar a otra cosa. A otra más bonita y atractiva para los espectadores. ¿Tan efectiva? De momento no pero aún queda tiempo para perfeccionar una fórmula que da resultados…