Una impresionante selección española de balonmano arrolló a Dinamarca (35-19) a finales de enero, en una gran final del Mundial disputado en España con el Palau Sant Jordi de Barcelona como escenario, en la que se deshizo de los daneses con un gran juego colectivo, una intensidad que agotó al rival y liderados por el muro infranqueable en que se convirtió Arpad Sterbik durante todo el torneo.
España consiguió de esta manera su segundo oro, tras el conseguido en 2005. España supo jugar sus cartas muy bien y tanto el lanzamiento exterior como el juego de pivote rindió como no se podía ni esperar, sumándose a la fiesta defensiva ya más habitual en España.
La final de este mundial de España 2013 pasará la historia por muchos motivos. El primero, porque se trata de la segunda medalla de oro que consigue la selección española después de la conseguida en Túnez 2005. Pero, sobre todo, pasará al libro de los récords por tratarse de la mayor goleada registrada en una final. 35-19, 16 goles de diferencia, inimaginable ante un rival de la talla de Dinamarca.
El mayor registro en la historia de las finales del Mundial, correspondía a Suecia, que consiguió vencer por un escandaloso 22 -12 a Checoslovaquia. Diez goles de diferencia que certificaban la hegemonía sueca. Corría el año 1958. A punto estuvo de batir el registro Rusia en la final de 1993. Entonces borró a Francia de la pista y le endosó un contundente 19-28, 9 goles de diferencia, cerca de batir la marca de Suecia del 58.
España ha dejado el récord en anécdota desde la primera mitad, cuando se ha ido por ocho goles de diferencia al descanso. Los hombres de Valero Rivera han barrido a Dinamarca y han conseguido acabar el partido con 16 goles, 16, de diferencia. Un resultado para la historia, 35-19, en un partido que, a priori se presentaba apretado, bronco e igualado. La segunda victoria más abultada de todo el campeonato, después de la paliza que infringió también España a Australia.