El entrenador de la selección nacional femenina japonesa de judo dimitió este jueves, un día después de que se conociesen las acusaciones de que maltrataba a sus atletas, a las que golpeaba con varas de bambú, anunció la prensa nipona.
Según las agencias de prensa Jiji y Kyodo, Ryuji Sonoda declaró que tras esas acusaciones le sería «difícil» mantenerse en el cargo, que incluye el entrenamiento de atletas para los Juegos Olímpicos.
El miércoles se conoció que miembros del equipo femenino de judo habían sido regularmente apaleadas con sables de bambú y abofeteadas por su entrenador.
«Quisiera pedir disculpas por haber causado problemas a toda la gente afectada por lo que he dicho y hecho», dijo Sonoda en rueda de prensa.
«Pienso que será difícil para mí seguir en el programa de entrenamiento. Quiero presentar mi renuncia», agregó.
El escándalo saltó después de que 15 jóvenes denunciaran el mes pasado la manera de actuar de su entrenador, ante el Comité Olímpico Japonés (COJ), y aseguraran que se les obligaba a competir incluso lesionadas.
Las judocas, algunas de las cuales participaron en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, acusaron al entrenador de abofetearles y de golpearles con sables de bambú como los utilizados en la práctica del kendo, una modalidad de arte marcial.
«Hemos solicitado a la Federación Japonesa de Judo que investigue y tomar las medidas necesarias si se confirman los hechos», declaró el miércoles un responsable del Comité Olímpico Japonés tras hacerse públicas las acusaciones.
Inmediatamente después, el presidente de la Federación de Judo, Koshi Onozawa, aseguró que en septiembre pasado advirtió a Sonoda y a otros entrenadores sobre sus métodos de entrenamiento. Los acusados reconocieron los hechos, pero solo fueron advertidos.
«Le interrogamos, al igual que a las deportistas, y se demostró que las acusaciones estaban fundadas», declaró Onozawa en conferencia de prensa.
Los agresores fueron advertidos por la federación, pero no suspendidos, y amenazados con «sanciones más fuertes si se repetían tales hechos», añadió Onozawa.
Refiriéndose a este asunto, el ministro de Educación y Deportes, Hakubun Shimomura declaró que hacía falta un replanteamiento del deporte: «Es hora de que Japón abandone la idea de que la fuerza puede formar parte del arsenal de un entrenador».
El equipo femenino japonés de judo regresó de Londres-2012 con una medalla de oro, una de plata y otra de bronce, muy por debajo del botín logrado cuatro años antes en Pekín-2008 por un país que se considera la cuna de este deporte.
Estas informaciones se conocieron semanas después del suicidio de un estudiante que era regularmente maltratado por su entrenador de básquetbol.
Según un informe publicado en enero de 2011, cada año mueren en Japón cuatro niños durante los entrenamientos de judo.
Una ley de 1947 prohíbe a los maestros recurrir a las sanciones físicas contra sus alumnos, pero algunos lo hacen y no son sancionados.
También existe una asociación de víctimas de accidentes de judo en Japón creada por Yoshihiro Murakawai, un hombre convencido de que su sobrino de 12 años murió como consecuencia de la violencia en un entrenamiento de judo.