Le ha costado ganarse el puesto de cerebro del Athletic de Bilbao y convencer a Valverde de su capacidad para dirigir a un equipo Champions, pero Beñat se ha convertido en un hombre indiscutible en el club rojiblanco tras la marcha de Ander Herrera al Manchester United. El jugador nacido en Igorre (Vizcaya) ha cumplido el sueño ser importante en el equipo de toda su vida.
Comenzó su carrera deportiva en el CD Arratia, como nos cuenta su tía Mariluz Urquiaga, quien ha vivido de cerca toda su evolución como futbolista, pero también como persona. Recuerda que «era un chico travieso», que « siempre estaba con un balón. Nunca le veías con un coche o con otro juguete».
Pronto destacó en el equipo de su pueblo y en alevines pasó a formar parte de la escuela del Athletic de Bilbao, donde coincidió con Susaeta. «Beñat cumplió un sueño, desde pequeño era del Athletic«, recuerda su tía todavía con nostalgia. Su sobrino aún era un crío cuando tenía que recorrer los 20 kilómetros que separaban su pueblo de Lezama para ir a entrenar y regresar a casa para cumplir con sus tareas en el colegio. «Como estudiante era normal, le recordamos más por estar pegado a un balón que a los libros», asegura su tía.
Todo el esfuerzo realizado en las catergorías inferiores del club bilbaíno se vio recompensando en 2006, cuando debutó en Primera con el Athletic en un partido ante Osasuna, pero esto no se le subió a la cabeza: «Siempre ha sido un chaval muy noble» Todavía era un joven de 19 años y no disfrutó de toda la confianza de sus entrenadores. Entonces Beñat vivió uno de los momentos más difíciles en su carrera deportiva.
Tuvo que salir para tener minutos y se marchó decido a la Unión Balompédica Conquense. Al final de la temporada el Athletic no le renovó su contrato y sus esperanzas de seguir vistiendo la rojiblanca se desvanecían. Se marchó al filial del Betis, donde despuntó como un gran mediocentro, y Pepe Mel le reclutó para el primer equipo verdiblanco en Segunda División. Sus tres años en el Betis le consagraron en el fútbol español, tanto que en 2012 llegó a debutar con España.
«Beñat estaba contento en Sevilla, pero su deso era volver. Cuando le llamó el Athletic no lo dudó», cuenta su tía. Un chaval de su calidad salido de Lezama no podía estar en otro sitio mejor que en su casa y las dos partes llegaron muy pronto a un acuerdo.
«En Igorre todos somos de Beñat», cuanta Mariluz. «Pasea por el pueblo con toda la normalidad, le conocemos todos y es muy amable». Las visitas del jugador por su pueblo natal son habituales, «aquí viene a desconectar, no le gusta hablar demasiado de fútbol con nosotros. Los hombres le preguntan, pero no cuenta demasiado. Le dicen los días que juega bien, los que juega mal y lo que tiene que hacer. Él se ríe».
Su primera temporada tras el regreso en el Athletic no fue quizás la esperada, pero Beñat se ha ido afianzando en el equipo de Valverde hasta convertirse en un hombre importante. «Beñat se lleva bien con todos los compañeros en el Athletic», concluye orgullosa su tía.