Cuando llegó Pep Guardiola al Bayern de Munich sabía que se iba a encontrar con »vacas sagradas» como Oliver Khan o Beckenbauer, que iban a poner nota a su estilo de fútbol. Durante los primeros meses, el presidente de honor fue una de las personas más criticas con los planteamientos del catalán: «aburrimos a la gente y nadie nos vendrá a ver», llegó a decir.
Tras ser elegido para suplir a Jupp Heynckes, el entrenador que convirtió al Bayern en una maquinaria alemana perfectamente engrasada, tuvo que pasar por un proceso de adaptación que todavía no ha terminado a pesar de haber ganado ya tres títulos.
Guardiola poco a poco va cambiando el estilo directo y demoledor de la pasada campaña. El fútbol de toque y precisión no es el que más gusta en tierras bávaras, lo que le ha costado las críticas de la prensa, de los directivos y hasta de los jugadores.
EL CENTRO DE TODAS LAS CRÍTICAS
Tras el »pinchazo» en el Bernabéu, las críticas contra el fútbol del Bayern han arreciado en el entorno del club. Beckenbauer apuntó durante el descanso del encuentro, sin citar al técnico, que «tener la posesión del balón no sirve para nada cuando nuestro adversario crea ocasiones de gol. Tenemos que estar contentos de que solo nos hayan marcado un gol».
Guardiola se acercó hasta el puesto de comentaristas de la televisión alemana tras el partido y allí le esperaba el exportero del Bayern, el mítico Oliver Kahn. El alemán no se calló su opinión pesea a tener al entrenador al lado: «Si la pelota no está en una zona peligrosa, no significa que el Bayern domine».
Kahn dijo que «Lo de hoy no era dominio sino superioridad visual» sobre el terreno de juego por el dominio territorial del Bayern que no se transformaba en ocasiones. «Tenemos la posesión en el medio, pero falta verticalidad», concluyó el exportero.