El Santos de Neymar llegaba a la final del Mundial de Clubes como el equipo temible y rápido que podría plantarle cara al equipo de Guardiola. Después de ganar la Copa Libertadores, el equipo de Pelé, maravillaba de la mano de Neymar, que con sus habilidades estaba pidiendo paso para jugar en Europa.
Durante la final del Mundial se vio otra cosa, nada parecido a lo que es el Santos brasileño. El equipo de Ramalho sólo tocó el balón en la primera parte, ocho minutos, algo bastante normal si el Barcelona es el rival.
El equipo azulgrana se distingue por acaparar toda la posesión del balón y gracias a ello tiene más tiempo para elaborar sus jugadas. El Santos ha sido otra víctima más del despropósito culé.
El Santos, viendo que los de Pep tenián tanta posesión han decidido en la segunda mitad jugar al contragolpe. De la mano de Ganso en varias ocasiones y Neymar en otras tantas han podido acercarse tímidamente al área del Barcelona.
Una vez más quedó demostrado que el toque que caracteriza al juego del Barça triunfa y por consiguiente hunde a los equipos rivales que no son capaces de quitarles el esférico en ningún momento.