Fuera de Europa por primera vez en 17 años, paradójicamente el Valencia disfruta de uno de los momentos de mayor comunión entre el club y la afición, que de verdad mira sin complejos y esperanza al futuro, inmediato y medio. El mecenazgo de Peter Lim, la llegada de nombres ilusionantes, pero sobre todo la imagen que está dando el equipo atrevido y sin complejos de Nuno Espírito Santo y especialmente la pinta de algunos jugadores emergentes, con ganas de beberse el fútbol a sorbos, son los ingredientes que apuntan a despertar a un gigante ausente, abotargado por los problemas financieros que le obligaron a descapitalizarse progresivamente entre 2009 y 2013 traspasando jugadores como Silva, Villa, Mata o Soldado. Los jóvenes delanteros Paco Alcácer y Rodrigo Moreno aglutinan las virtudes que propulsan al Valencia, segundo clasificado, que ha firmado uno de sus mejores arranques de su historia, y que ante el Córdoba buscará su cuarta victoria consecutiva.
El nuevo Valencia es un conjunto incisivo porque cuenta con dos delanteros que se complementan a la perfección. Rodrigo, de 23 años y con nacionalidad hispanobrasileña, llegó al club ché por ejecución directa de Lim, poseedor de sus derechos federativos tras comprarlo por 30 millones. Su partido en Getafe, en el que terminó expulsado, resumió algunas de sus virtudes. Asistió a Alcácer en el primer tanto valencianista en una transición fulgurante, habilitó a Gomes en la acción del segundo tras un control exquisito y marcó el último de penalti. Aunque comenzó como delantero centro en las categorías inferiores del Madrid y la selección, es un atacante multidisciplinar, que se ha adecuado a empezar orillado, al menos en el dibujo, pues su movilidad e inteligencia le hace pulular por todo el frente del ataque.
Con las virtudes necesarias para ello latentes, tuvo que cultivar la versatilidad en el Benfica, donde ha jugado las tres últimas temporadas. La presencia de un nueve clásico como Oscar Cardozo, el máximo goleador extranjero de la historia del club lisboeta con 172 tantos, le desplazó al costado. Zurdo, su excelente conducción, potencia en la zancada, primer paso arrollador, disparo y velocidad e instinto voraz para atacar al espacio son las credenciales de un delantero con una influencia global en el juego. En 118 partidos en el Benfica, anotó 48 goles y repartió 16 asistencias. En 229 minutos jugados a lo largo de tres partidos en el Valencia presenta ya un tanto, dos pases de gol y una ocasión creada cada 38 minutos.
Si su pujanza es vital para el Valencia, no se queda atrás la aportación de Alcácer, un delantero que no para de crecer. Reclutado por Del Bosque en la última convocatoria de la selección, ya suma tres goles en cuatro partidos. En dos de ellos (Málaga y Getafe) marcó el primero, estableciendo el camino de lo que a la postre fueron plácidas victorias del conjunto de Nuno. Ambos fueron al primer toque, un rasgo distintivo de los mejores matadores de la historia de este deporte. Frente al Málaga se anticipó en el primer palo y desvió abajo con el botín. Ante el Getafe se tiró hacia delante para poder salvar la llegada del defensa y cruzar lejos de Guaita. No se limita su producción al área además. Alcácer sabe jugar de espaldas, descargar el balón y asociarse con jugadores de segunda línea como Parejo o André Gomes, al que asistió en Getafe. A la espera de Negredo, cuyo encaje en un equipo que va como la seda será un reto para Nuno, disfrutan Alcácer y Rodrigo y con ellos el Valencia, resuelto a volver a ser un factor en la Liga BBVA.