Adolfo Aldana colgó las botas en 1999, en aquel Mérida que tan simpático cayó en España entera. Adolfo, alto, espigado, sonriente, servicial, amigo de Djokovic. Sí, amigo del serbio: en la pista de tenis que Adolfo tiene en casa preparo Nole el asalto a Wimbledon en 2015.
Adolfo se codeó con la Quinta del Buitre y fue miembro del primer equipo del Real Madrid de 1987 a 1992. Adolfo es, ante todo, un gran tipo. Un hombre de una pieza: al pan, pan y al vino, vino. En los mentideros del fútbol se habla de él como “el tío con más valores que hay en este mundo”.
Adolfo Aldana, nacido en San Roque, Cádiz, vive con su mujer y sus hijos en Sotogrande. Da clases en un colegio -¡qué lujo para los alumnos!- y, sobre todo, se dedica a ayudar a los demás. Le piden favores de todos lados y los cumple todos (o casi todos). Además, organiza todos los veranos un campus de fútbol en Marbella, con enorme éxito y participación de grandes del deporte del balón. Allí tuvo a Vicente del Bosque dos días después de ser campeón del mundo en Sudáfrica. Adolfo siempre quiso tener una vida tranquila, con buen clima. Dice que si le ofrecen todo el dinero del mundo no aspiraría a una vida diferente a la que tiene ahora. Y no porque sea ostentosa, sino porque es sencilla, familiar, deportiva y, en definitiva, una vida feliz.
Adolfo tuvo una gran carrera deportiva: jugó 5 temporadas en el Real Madrid, 4 en el Super Depor (aquel que se quedó a un penalti de ser campeón de Liga, entrenado por Arsenio, el brujo de Arteixo), 2 en el Espanyol y una en el Mérida, donde se retiró con 33 años.
¿Cómo pensabas enfocar tu vida cuando dejaras el fútbol?
Buena pregunta… pensaba que tenía que formarme. No lo tenía claro, sabía que quería uno o dos años de asentamiento para ver qué hacer. Y luego ya veríamos. No me atraía entrenar: mucho viaje y mucho estrés.
¿Te apetecía meterte en negocios?
No me veía con espíritu de empresario porque regalaría todo a mis amigos y terminaría arruinando la empresa… Tampoco quería arriesgar el patrimonio. Quería que el dinero hecho en el fútbol trabajara para mí.
¿A qué te dedicas ahora? ¿Por qué?
Soy profesor en un Colegio de Algeciras, en el ciclo formativo de educación física. No lo hago por dinero sino por intentar ayudar a la gente joven, transmitir cosas…
¿Cómo gestionas el dinero que pudiste ganar como futbolista?
Como decía, siempre tuve la idea de hacer rendir el dinero logrado en el fútbol. Tenía claro que quería una buena casa, que, si las cosas venían mal dadas, pudiera vender y tirar con ese dinero… no me siento empresario ni me gusta arriesgar. Así que me fui formando en finanzas y ahora mismo tengo nuestra casa, algunos pisos en alquiler y el resto son inversiones financieras, siempre prudentes…
¿Sigues en contacto con tus ex compañeros?
Con unos más y con otros menos… Pedro Jaro, Julio Llorente, Santi Aragón… son como hermanos. Y hay algunos que ves más, otros menos, pero siempre hay relación.
¿Estás contento con tu vida tras la retirada?
La verdad que sí… estoy como quiero estar. No me puedo quejar de nada, tengo una familia estupenda, muchos amigos, hago lo que me gusta…
Así es Adolfo Aldana. Un tipo 10. Nadie mejor para empezar este serial de “cuando se apagan los focos”.