Tuiza significa en hassanía (dialecto árabe del noroeste del Magreb), trabajo solidario colectivo y hace referencia a reunirse, participar y construir algo entre todos y es la esencia de este proyecto de Federico Guzmán (Sevilla, 1964), que traslada al Palacio de Cristal parte de su experiencia y el estrecho vínculo que ha establecido con el Sáhara, con la gente y la cultura oriunda de aquellas tierras desde hace más de siete años, trabajando en las posibilidades plásticas de las relaciones entre arte y identidad cultural.
En este espacio se podrá observar una gran y multicolor jaima saharaui (el hogar tradicional de los nómadas del desierto) que acogerá a los visitantes en un espacio de hospitalidad y conversación entre culturas, donde talleres y otro tipo de actividades colectivas tendrán lugar a lo largo del periodo expositivo.
Ha sido diseñada en colaboración con la arquitecta Charo Escobar y realizada a partir de melhfas -vestidos tradicionales saharauis confeccionados por las mujeres de la zona de Bojador-. Esta jaima convertirá el Palacio de Cristal en un lugar de reunión e intercambio cultural, con especial protagonismo para la tradición oral e inmaterial.
Uno de los aspectos fundamentales será la celebración de múltiples actividades que pongan de relieve la multiculturalidad del proyecto. Habrá recitales de poesía, música, acciones de carácter educativo, una serie de conferencias y representaciones, con un archivo vivo de cine que incluirá, desde el nacimiento de la imagen tópica y estereotipada de las películas de carácter histórico africanista, hasta las recientes revisiones críticas. Todo un abanico que introducirá nuevas formas de vivir en comunidad.
El techo de la gran construcción textil que supone una jaima se conforma a partir de benias, un tejido acrílico fino, aunque resistente y siempre decorado con motivos geométricos multicolores normalmente procedente de Mauritania. Sin embargo, en este caso, el artista ha sustituido las habituales benias de los laterales por melhfas.
El resultado final de la jaima es una gran pintura traslúcida, que hace que destaquen aún más todos los elementos que encontraremos en el interior: alfombras, cojines, moquetas, alfombras de rezo, un baúl beduino, juegos de té, puffs y asientos forrados de brocado; que en su conjunto crean un espacio de descanso y reunión para los visitantes. Una plataforma donde se activan cada día diferentes acontecimientos. .