La exposición «Goya y la corte Ilustrada», que se exhibe en Bilbao desde mañana, mostrará al espectador al Goya que ilustró en sus obras la «nueva ideología» ilustrada de los Borbones del siglo XVIII de acercamiento al pueblo y de unión de las clases sociales.
Así lo ha puesto de manifiesto en la presentación hoy a los medios de comunicación de esta muestra, coorganizada por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo del Prado y la Fundación la Caixa y que se podrá ver en Bilbao hasta el 28 de mayo, la comisaria de la muestra, Manuela Marín, jefa de Conservación de la pinacoteca madrileña.
La exposición, en cuya presentación estuvieron presentes los directores de los museos del Prado y Bellas Artes de Bilbao, Miguel Falomir y Miguel Zugaza, respectivamente, está compuesta por un total de 96 obras, de las cuales el núcleo principal, 72, proceden de la colección del Prado.
Entre las piezas que podrán verse en el País Vasco, figuran obras maestras del pintor de Fuendetodos (Zaragoza), Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), como «La gallina ciega», el retrato de «Carlos III, cazador», «El pelele», «la vendimia» «Muchachos trepando al árbol», «Niños con perros de presa» y el retrato del Marques de San Adrián, entre otras.
De las 96 piezas expuestas, 36 son cuadros del propio Goya, de ellos 25 de la colección del Museo del Prado y 11 más aportados por el museo bilbaíno y otros centros artísticos y colecciones particulares.
Junto a ellos, se muestran, por primera vez al público fuera del Museo del Prado, 11 cartas de puño y letra del artista pertenecientes a su correspondencia con su amigo aragonés Martín Zapater, de las que este museo conserva 147 en sus fondos.
El resto, 43 cuadros, son obras pertenecientes a los pintores más importantes de la corte y contemporáneos de Goya como Paret, Maella, Del Castillo, Meléndez, Carnicero y Tiépolo.
El motivo de la exposición, según ha precisado su comisaria, es explicar el Goya pintor de la corte ilustrada de los Borbones de entre siglos, como indica el título, «pero muestra además, su increíble categoría como artista y creador de imágenes».
Permite apreciar también al Goya que «ilustró los cambios que quisieron imprimir a su reinado los Borbones españoles en el siglo XVIII y que trajeron novedades básicas en cuanto a la organización del Estado y al discurso de los reyes y sus ministros ilustrados», ha precisado Marín.
«En los cuadros que aquí se exhiben, se puede observar la tendencia de los nuevos Borbones (Carlos III y Carlos IV) por propiciar una unión de las distintas clases sociales y alejarse de esa forma de la imagen de separación casi sagrada de los reyes del resto de los mortales», que había imperado hasta entonces.
«Los Borbones del XVIII -señala la comisaria- se esfuerzan en favorecer la unión de las distintas clases sociales, y ello se refleja en algunos de los cuadros más emblemáticos del pintor aragonés» como es el caso del famoso «La gallina ciega».
En esta obra, ha revelado Marín, se ve a los aristócratas jugando a este juego junto a los majos y las majas que en la época representaban a las clases populares, aunque se puede apreciar también la tensión y el desagrado que este acercamiento produce en la nobleza, en el gesto de una de las aristócratas.
La exposición inicia su recorrido con la llegada de Goya a la corte de Madrid en 1775, cuando empieza a pintar cartones con escenas de caza para los tapices del rey.
Martín ha precisado que Goya se incorpora a una corte en la que un grupo de pintores representados en esta muestra, como Francisco Valleu, Maella, José del Castillo y Camarón Bonanat, pintan «muy efectivamente» al servicio de «la nueva ideología borbónica» en la que «el pueblo aparece por primera vez en las obras, al igual que las mujeres, que aparecen de una forma distinta a como lo hacían hasta entonces».
En esta exposición, advierte la comisaria, hay una sección «dedicada a lo que podría llamarse «el imperio de la mujer», que es importante e interesante porque refleja el nuevo papel de la mujer en la época».
En este sentido, Manuela Marín ha señalado que el cuadro «El pelele» puede considerarse como una de las primeras obras sobre «el poder de la mujer», ya que en el mismo aparece un grupo de cuatro jóvenes manteando la figura de un hombre.
Marín ha aconsejado al espectador observar con detenimiento los retratos de Goya para apreciar cómo el genio aragonés «llegaba hasta el fondo mismo del retrato, hasta calarlos por completo, pero sin juzgarlos».
Esta cuestión se puede apreciar especialmente en el extraordinario retrato de «Carlos III, cazador» en el que en su cara, ojos y media sonrisa asoma la sorna y «retranca» propia de los Borbones españoles, que define el carácter de muchos de los componentes de esta dinastía monárquica y que Goya captó con especial maestría a sus 40 años.
«Pese a lo que se ha dicho en ocasiones -ha precisado Marín-, Goya no juzga; presenta lo que ve, pero no dice, »Este es mejor, este es peor»; eso lo deja a criterio del espectador. Tan solo nos los presenta con absoluta claridad».