Juan Mayorga escribió y estrenó «Himmelweg» en 2002, una obra sobre campos de concentración nazis que sirve para reflexionar sobre la actualidad. El montaje llega ahora al Teatro Fernán Gómez con la particular versión de la compañía Sala Atrium, que utiliza títeres para acompañar a los tres personajes de la pieza.
«Siento que la obra, de algún modo, se ha resignificado con el tiempo y lo ha sido, para mi pesar y la consternación de cualquiera, por una actualidad que cada día está más atravesada de muros y de negaciones de auxilio», ha dicho hoy en la presentación de este nuevo montaje el autor de «Himmelweg», una obra histórica y política sobre la II Guerra Mundial.
Mayorga (Madrid, 1965), Premio Nacional de Literatura Dramática 2013, dice que en su montaje -uno de los más «difundidos» de su autoría- se plasma la «vigencia de determinadas lógicas que no desaparecieron con la derrota alemana en 1945».
«El presidente del país más poderoso de la tierra ha prohibido a priori la entrada en su territorio de personas que proceden de determinados lugares. Eso es tanto como marcar a gente, señalar a gente, por su origen y su procedencia. Eso es extraordinariamente grave y, por cierto, nuestro gobierno debería contestar, como otros han hecho», ha denunciado el dramaturgo.
El montaje -que se podrá ver desde mañana hasta el 5 de marzo- se levanta sobre un triunvirato de personajes: un delegado de Cruz Roja al que se encarga inspeccionar un campo de concentración y ante el cual se le presenta una mentira aceptable, ideada por el comandante del campo con la «ayuda» del jefe de la comunidad judía, que no sabe si está trabajando para la salvación de su pueblo o si está cooperando con los verdugos.
«Himmelweg», que significa «camino del cielo», es una pieza que «habla de algo extraordinariamente violento pero sin ninguna escena de violencia», sobre la «invisibilidad del horror», la «manipulación de las víctimas» y la «responsabilidad moral».
Esta versión de la compañía catalana Sala Atrium es «tan hondamente moral como paradójicamente hermoso», ha apuntado Mayorga.
«Es una obra que habla del horror de hoy, de ayer, y de mañana que estamos cultivando ya, pero con mucha belleza», ha dicho Raimon Molins, que además de actuar, dirige el montaje, «terriblemente contemporáneo».
En su versión de «Himmelweg» han mantenido un «esqueleto» de tres personajes -que tienen mucha relación- y han utilizado títeres para el resto de roles que en la pieza original interpretan actores, con la intención de imitar la tradición japonesa de los muñecos «buraco».
«Los actores y personajes son manipulados como títeres en una farsa que se inspira en hechos reales de 1944 que nos hablan y nos preguntan en el siglo XXI. Un juego teatral poniendo en tela de juicio la percepción de nuestra realidad y de los medios que nos la comunican», resume Molins, que comparte escenario con Elena Rallos y Guillem Gafaell.