Los vibrantes paisajes del norte de Inglaterra del artista británico David Hockney, que conforman la exposición «Una visión más amplia», inundan de color y energía las espaciosas salas del Museo Guggenheim de Bilbao, que albergará esta muestra del 15 de mayo al 9 de septiembre.
La exposición, presentada el lunes en presencia del creador británico, considerado uno de los artistas vivos más relevantes de su país, ha sido organizada por el Guggenheim Bilbao en colaboración con la Royal Academy of Arts de Londres, donde se pudo ver hasta el pasado 9 de abril, y el Museum Ludwig de Colonia (Alemania), que las acogerá posteriormente.
El núcleo central de la muestra, la primera que se dedica a este artista británico en España y compuesta por 150 obras, lo conforman las piezas realizadas por Hockney entre 2005 y 2011 tras el regreso a su condado natal de Yorkshire, al norte de Inglaterra, después de vivir durante décadas en Estados Unidos.
David Hockney, quien se ha mostrado muy satisfecho con el resultado del montaje de sus obras en Bilbao, ha señalado que afrontar esta muestra ha sido un «estímulo» en su carrera.
El artista británico ha destacado que los siete años que le ha llevado completar la obra para la exposición (entre 2005 y 2011) ha sido «una época creativa muy apasionante» para él.
Cuestionado por el uso del Ipad para realizar algunos de sus trabajos, 51 de los cuales se exhiben en una sola sala junto al gran lienzo «La llegada de la primavera a Woldgate», Hockney ha indicado que es una herramienta «fantástica» y «seria» para un artista.
El creador ha precisado que, pese al uso que hace de las nuevas tecnologías, no ha «abandonado» la pintura ni los pinceles, porque «el color de la pintura, como se puede ver aquí, marca una diferencia» con el Ipad, ha precisado.
La exposición está integrada en su mayoría por óleos de gran tamaño, uno de ellos de más de 10 metros de alto y 4 de ancho, y acuarelas y dibujos al carboncillo, aunque también hay medio centenar de obras elaboradas con la tableta Ipad.
Las obras han salido unas de la observación directa de la naturaleza inglesa en distintos momentos del día y del año y otras, de la desbordante imaginación del artista británico, según ha explicado Edith Devaney, uno de los dos comisarios, junto a Marco Livingstone, de la muestra.
La visita a las salas clásicas del Guggenheim Bilbao, que albergan la exposición y realzan la obra de madurez de Hockney, transportan al visitante a una naturaleza británica retratada con una fuerza e intensidad que, en algunos cuadros, recuerda a los lienzos de Vincent Van Gogh.
Los luminosos tonos morados, fresas, amarillos, verdes, naranjas y azul eléctrico con los que la imaginación del veterano artista retrata las flores y la hierba de los campos y los árboles del bosque de Woldgate, al norte de Inglaterra, otorgan a sus cuadros una alegría y vitalidad que sorprenden e impactan en el espectador.
Destacan, por su gran tamaño y colorido, lo que les confiere una fuerza y vigor expresivo que introduce de lleno al espectador en el cuadro, las obras tituladas «La llegada de la primavera en Woldgate», el óleo más grande exhibido, conformado por 35 lienzos juntos; «Tala de invierno», una pieza formada por otras 15 telas; y «Bajo los árboles, más grande», hecho con 20 pinturas unidas.
La comisaria Devaney ha explicado que la gran escala de estas piezas y, especialmente, del nombrado «La llegada de la primavera en Woldgate» se debe a que Hockney se propuso realizar el mayor cuadro jamás expuesto en la Royal Academy of Arts de Londres, de la que es miembro.
La muestra exhibe también trabajos realizados por el pintor entre 1956, cuando aún era un estudiante en su Bradford natal, y la década de los 90, cuando vivía en California, que permiten al visitante contemplar la evolución expresiva de este artista en el género del paisaje.
Nacido en 1937, Hockney consiguió una gran reputación a partir de la exposición «Jóvenes contemporáneos», que supuso el nacimiento del arte pop británico en los años sesenta, corriente artística con la que siempre se le ha vinculado.
Hockney, un joven artista de 74 años
David Hockney es un joven artista que a sus setenta y cuatro años y con una carrera consolidada no deja de investigar, de renovarse, de utilizar nuevos lenguajes y de asumir nuevos retos, como la exposición que hoy abre sus puertas en el Museo Guggenheim de Bilbao.
Lejos de ser una retrospectiva, la muestra exhibe el trabajo de los últimos años del artista, considerado como el pintor británico en activo más importante, que ha vuelto su mirada a los paisajes de su Yorkshire natal para crear unas obras que nada tienen que ver con sus famosas piscinas de Los Ángeles ni con sus composiciones creadas a partir de fotos de Polaroid.
Interesado desde los inicios de su trayectoria en investigar cómo las cámaras y las lentes cambian la visión del hombre, a partir de 2005 rechazó trabajar con cámaras fotográficas y se centró en los paisajes de Yorkshire, con una luz y unos colores muy diferentes de los de California.
Tras más de treinta años viviendo en Estados Unidos, Hockney se trasladó a su ciudad natal para visitar a su amigo Jonathan Silver y, a la muerte de este, decidió quedarse.
El recorrido que día tras día realizaba en coche hasta casa de su amigo es protagonista de una serie de sus pinturas, en las que se reflejan los cambios que va experimentando la naturaleza en las diferentes estaciones.
Hockney tiene a Pablo Picasso como su principal héroe, y a él alude de modo reiterado, en unas obras en las que está presente la influencia de los grandes paisajistas clásicos, como Turner, Claudio de Lorena o John Constable junto a la de los impresionistas o postimpresionistas.
La experiencia de trabajar al aire libre con una dedicación tan intensa y durante tantos años le ha convertido en un artista extremadamente sensible a los matices de cada estación, a los diferentes momentos del día y a los variados tonos de luces.
Como una explosión de color, los cuadros de grandes dimensiones de Hockney llenan y dan perspectiva a los amplios espacios del Museo Guggenheim, donde han llegado tras la exposición organizada en la Royal Academy de Londres y desde donde viajarán posteriormente al Museo Ludwig de Colonia.
En una de las salas del museo Guggenheim se despliega «La llegada de la primavera en Woldgate», un homenaje a la naturaleza compuesto por una gran pintura formada por 32 lienzos rodeada por 51 dibujos realizados con iPad e impresos sobre papel y aluminio que muestran el cambio desde el invierno hasta el final de la primavera.
La impresionante pieza «Un mensaje más amplio», inspirada en «El sermón de la montaña» (1656), de Claudio de Lorena, ocupa otro de los grandes espacios del museo.
Hockney se sintió fascinado por este trabajo y por el efecto espacial que el artista consiguió. Esto le llevó a realizar una serie de interpretaciones de la obra, cada una de ellas con un estilo pictórico muy diferente que deja prueba de la maestría del creador británico.
En esta obra es en las única de toda la exposición en la que Hockney ha pintado la figura humana.
Con su gorra blanca, su impecable traje ingles y ayudado por su bastón, Hockney comprobaba en estos días con sus vivos ojos el resultado del montaje de la muestra, en la que ha trabajado junto a los comisarios Edith Devaney, de la Royal Academy, y Marco Livingstone.
A excepción de una sección en la que se muestran los antecedentes del artista con una serie de pinturas de paisajes de Estados Unidos, en las que destacan las del Gran Cañón, la exposición se compone de los trabajos realizados por Hockney desde 2005.
Para Hockney, dibujar con iPad es un medio tan serio y válido como hacerlo con acuarela, óleo o lápiz. Con una mente joven y en continúo movimiento, el británico muestra al público a través de varios vídeos su forma de trabajar con esta aplicación, así como sus películas realizadas con 9 y 18 cámaras digitales colocadas en un vehículo, en un ejemplo de su interés por seguir investigando.