Simbolismo, tradición y arte contemporáneo. Fusión enriquecedora que es capaz de crear Marcos Alom. “Tradición no tiene porqué implicar al pasado, ni contemporáneo a imágenes nuevas. A mi entender todo está concatenado”, cuenta Alom a Teinteresa.es.
“Nuestra cultura está repleta de pequeños códigos y metáforas que durante milenios hemos ido aglomerando en un gran torrente de símbolos e iconos. Actualmente, con lo democratización de la imagen, muchos de ellos han perdido su valor, pero siguen constituyendo un importante cimiento de nuestro imaginario colectivo”, explica el artista.
¿Qué pretendes con tu arte?
“Partiendo de la tradición, lo que se pretende no es propiamente una pieza contemporánea, sino una pieza atemporal, porque el icono, el símbolo, la tradición… perviven en nuestro imaginario como el ADN pervive en lo físico”.
El artista herreño, coincidiendo con la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, expondrá en Artizar (Tenerife) dentro del festival Hybrid. La filosofía de este certamen es la utilización de espacios de exhibición alternativos.
Exponer en espacios alternativos y vanguardistas, ¿qué te parece la idea de Hybrid?
Hay que mostrar, comunicar… llegar. Que surjan proyectos como Hybrid es una gran idea y que espacios como el Petit Palace de Madrid colabore y ofrezca sus habitaciones como espacios expositivos es una buena noticia para todos. Cuanto más se impliquen las personas, instituciones o espacios en ser conductores de ideas, mejor nos irá.
El Arte no debe ser decorativo, sino hacerte sentir cosas y debes sopesar cómo será tenerlo en tu día a día.
¿Qué crees que trasmite tu arte?
Qué buena pregunta. Por un lado creo que debo diferenciar entre lo que pretendo transmitir, y lo que pueda llegar a transmitir.
Se busca alcanzar una simbiosis entre lo grotesco y lo bello, entre las situaciones oníricas y las turbias. Es como el inicio de la película ‘Terciopelo Azul’ (1986) de David Lynch. Es un juego de binomios, de contradicciones que necesitan entenderse entre ellas.
Me gusta que lo grotesco tome el protagonismo y reivindique la belleza que, en apariencia, los sentidos deberían negarle, para así convertirse en hermoso.
Hay sentimientos forzados de tensión, de inquietud y hasta de impotencia, de violencia incluso, en la que sin embargo todo transcurre en una atmósfera falta de gravedad, escenas en que lo mágico e imposible pueda ser cotidiano.
Se explora por tanto transmitir sentimientos encontrados que en unión alcancen un cierto grado de belleza.
El espectador se encuentra entonces con obras que tienen un ambiente de inquietud e ilógica y eso es algo que suele llamarle la atención. Juego en cómo transmitir algo y cómo recibirlo.
Juegas con realidad y ficción, ¿por qué?
Me gusta formular historias. Ofrezco un fotograma de una película que el espectador puede desarrollar. Cuando cuentas una historia que te apasiona, partes de un cimiento que es la historia en la que te sustentas, y para poder atraer a la audiencia vas añadiendo cosas de tu propia cosecha, la adornas y le das más énfasis.
La cuestión es que el relato sugestione y, en la medida de lo posible, no les sea indiferente. Es una herramienta poderosa, pero ante todo divertida.
En el caso de mi trabajo, parto de un sustrato que es una metáfora de un tema que quiero tratar. Para esto recurro a una base que pueden ser las temáticas tratadas en la Historia del Arte, especialmente temas mitológicos o bíblicos que pueblan el Arte Europeo. Ofrezco mi propia versión.
En definitiva, se plantea una historia que, si he sabido contar bien, entretendrá al espectador y éste desarrollará sus propias teorías, conclusiones y fábulas partiendo de lo mostrado, y ya veremos como mutan los personajes.
La exposición ‘Soliloquio’, ¿por qué este nombre traído del teatro?
‘Soliloquio’ (Centro de Arte La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria, 2015) fue una exposición individual que la plantee como una manera de presentarme formalmente al público, de poderles decir qué era lo que hacía y qué me motivaba.
Fue el fruto de un trabajo de introspección destinado a ser escuchado, como el que realiza el personaje de una obra de teatro ante la audiencia cuando desarrolla un Soliloquio.
Al igual que en este recurso teatral, ese proceso de autoanálisis e introspección tiene una finalidad que es pública y, por tanto, tiene algo de ornamento, de forma de mostrarte y de presentarte, de pretender algo de alguien y conseguir un trato favorable de esa relación. De ahí el término “teatralidad”.
Tu pintura podría ser mural, ¿te ha salido algún proyecto en grandes dimensiones? ¿Te gustaría?
Sí, me han salido varios proyectos para grandes superficies, entre ellos varios murales.
El formato grande siempre me ha parecido atractivo (sin menospreciar la elegancia que pueden tener los pequeños formatos). La práctica totalidad de mi trabajo se realiza con bolígrafo lo que lo hace lento y minucioso. Encontrarte con un gran espacio en blanco que se te impone es una auténtica oportunidad para poder desarrollarte, para poder evolucionar.
Por todo esto los grandes formatos siempre me han gustado. Si lo sabes hacer bien puedes canalizarlo y, al igual que él se te ha impuesto repetidas veces durante el proceso, tú puedas imponerte al espectador una vez terminada la pieza.
He realizado varios proyectos en grandes dimensiones para la técnica que utilizo, me vienen a la memoria por ejemplo “Jonás y La Ballena” (2015) de 4 m de longitud por 1 m. de alto, “Adán y Eva” (2015), un tríptico de 1’70 m. x 1´70 m. (que se podrá observar en esta muestra) o algunos trabajos que estoy realizando de 1’80 m. x 1 m. como “Babel” que se podrá ver en esta exposición.
¿Qué te aporta ser uno de los jóvenes creadores elegidos dentro del programa Impulsarte?
Antes que nada me aporta una gran satisfacción. Hay mucha gente talentosa, trabajadora, que se deja la cabeza intentando proponer cosas nuevas. Y que puedas llegar a un festival de arte como es Hybrid siempre es, cuanto menos, motivador.
Por otro lado, está la posibilidad de llegar a más gente, y más cuando trabajas en un lugar periférico como son las Islas Canarias, especialmente donde vivo, una pequeña isla volcánica de corte rural en el Océano Atlántico con unos 5.000 habitantes aproximadamente y hasta hace poco conocida internacionalmente porque un volcán entró en erupción bajo sus aguas: la isla de El Hierro.
Ser elegido para programas como éste te ofrece visibilidad y experiencia, dos conceptos más que necesarios para un creador que está iniciando su carrera profesional.
Igualmente estoy disfrutando de poder acudir a este festival de la mano de la Galería Artizar (Tenerife) que es todo un referente de cómo se deben hacer las cosas y como gestionarlas y con cuyo equipo estoy aprendiendo mucho.