Mafalda y los personajes que completaban el pequeño y complejo mundo de la pequeña irreverente eran una representación a pequeña escala de la sociedad argentina de la época según la visión de su creador, el dibujante Quino. Aunque el reparto de las mayoría de los personajes principales eran pequeños de entre 2 y 7 años, excepto los padres, representaban arquetipos adultos que reflejaban fielmente los problemas y preocupaciones de la clase media argentina durante los 60 y los 70.
«El éxito de la historieta radica en aquellos lugares comunes en los que incursiona el autor colocando en esos espacios a seres tan diferentes entre sí como iguales a cada lector. Es por eso que por más que cada lector no encuentre un vínculo particular de representación plena con uno u otro personaje puede sentirse contenido en las vivencias de otro (personaje) que con su participación en la tira completa y acobija a un público masivo», opina Juan Manuel León Maldonado, estudioso de la obra de Quino y coautor de la tesis Los roles y estereotipos de «mujer» en la tira «Mafalda».
Los valores que preponderan en las historietas de valores son éticos, occidentales, democráticos, ambientales, urbanos y del respeto y reconocimiento del otro como sujeto social. Además se destaca el papel de la familia, el rol de los padres, los hijos y los trabajadores.
1. Mafalda
Nace en la década de los setenta, se trata de una niña de seis años con preocupaciones e inquietudes muy similares a las de un adulto. Pertenece a una familia porteña de clase media («mediaestúpida», según ella), constituida por su padre, su madre, su hermano Guille y su tortuga, llamada burocracia (crítica velada al tedio de cualquier proceso burocrático). Mafalda se presenta como una niña intelectual, curiosa, rebelde , contestaria y marcada por la razón y el escepticismo. Aunque su actitud inconformista es un fiel reflejo del pesimismo que padecía la sociedad argentina de la época debido a las circunstancias sociopolíticas derivadas de la Revolución argentina, sus comentarios también mostraban aspiraciones idealistas para hacer del mundo que le tocaba vivir algo mejor.
Sus ocurrencias y comentarios mordaces son un reflejo de las inquietudes sociales y políticas de la época en la que se desarrollaba. Mafalda es una inconformista nata, pregunta y cueistiona todo constantemente, poniendo en serios aprietos al mundo adulto, sobre todo a sus padres. Pero a pesar de su rebeldía, alberga una profunda confianza en su generación, como motor de cambio.
Entre sus aversiones más pronunciadas se encuentran la injusticia, la guerra, las armas nucleares, el racismo, las cosas absurdas. Y por supuesto, la sopa («La sopa es a la niñez lo que el comunismo es a la democracia«).
Entres sus pasiones se encuentran Los Beatles, la paz, los derechos humanos y la democracia. A pesar de su corta edad, Mafalda siempre tuvo claro que ella llegaría a la universidad y se imaginaba como intérprete en las Naciones Unidas para contribuir a la paz mundial. Aspiraciones inimaginables para las mujeres argentinas, o de cualquier parte del mundo, de aquella época. Sus comentarios reflexivos sobre el papel de la mujer en la sociedad preconizaban la presencia de la mujer en cualquier ámbito de la sociedad, rompiendo así con el rol masculino dominante de la época. En definitiva, «una heroína iracunda», como la definió Umberto Eco.
2. Felipe
Es el mayor del grupo, tiene 7 años y es la antítesis de Mafalda. Eterno soñador, tímido, perezoso, despistado, inseguro y poco conectado con la realidad. No es buen estudiante, odia la escuela y su sueño es demolerla. Es el mejor amigo de Mafalda y es su contrapunto perfecto.
3. Manolito
Se caracteriza peyorativamente como el exponente rústico del egoísmo capitalista. Hijo de españoles (como el padre del universo Mafalda), Manolito es bruto, ambicioso, materialista y admirador de Rockefeller. Su mayor sueño es poseer una cadena de supermercados y amasar una gran fortuna. A pesar de su rudeza se presenta como un ser noble y con un gran corazón. Detesta a los Beatles, el grupo de rock más transgresor de la época, y a Susanita porque se burla constantemente de su pobreza cultural.
4. Susanita
Susanita representa a la ama de casa conservadora, egoísta, conformista e interesada. Sus aspiraciones en la vida se limitan a casarse con un hombre bien posicionado económica y socialmente y tener muchos hijos. No tiene aspiraciones y ambiciones tan utópicas como las de Mafalda, es más, el destino del mundo le importa poco. Sólo se preocupa por su propio mundo y considera que pensar diferente a lo establecido está mal. Odia a los pobres y adora la apariencia. En este personaje queda reforzada la idea de la importancia de la maternidad.
5. Miguelito
Es otro soñador como Felipe, pero altamente narcisista y ególatra. Se caracteriza por ser ingenuo y se muestra sorprendido ante cualquier descubrimiento, pero su escaso conocimiento y limitada imaginación le acercan a reflexiones vacuas y sin importancia. Tiene un abuelo fascista que le habla maravillas de Mussolini.
6. Libertad
Fue el último personaje en aparecer en el mundo de Mafalda. Es un fiel exponente de la idiología anarquista un tanto demodé, idealista, utópica, crítica e incisiva. Ama la cultura, las reivindicaciones sociales y las revoluciones. Y detesta a la gente más alta que ella.
7. Guille
Representa la inocencia e ingenuidad. A penas se relaciona con el grupo. Al igual que su hermana es portador de una pícara ternura y mordacidad, capaz de poner en serios apuros tanto a Mafalda como a sus padres.
8. Los padres
Su madre se llama Raquel y tiene 36 ó 37 años. Dejó sus estudios para formar una familia, algo que siempre le reprocha Mafalda, como buena defensora del empoderamiento de la mujer. Y su mayor preocupación a lo largo del día es qué hacer de comer. Al mismo tiempo muestra a una mujer que no pone en tensión el patriarcado imperante, un modelo donde el hombre es quien domina las decisiones de la vida familiar y la mujer la que acompaña. Se intenta representar a la ama de casa como casi una labor exclusiva de las mujeres adultas, una tarea casi ineludible y la renuncia de los sueños laborales.
El padre, que carece de nombre, es un agente de seguros cuya mayor preocupación es que a su familia no le falte dinero. Sus mayores logros materiales fueron la compra de un televisor, tras la insistencia de Mafalda, y después la adquisición de un coche. Dos pertenencias que para la época denotaban cierto ascenso social.