Dos grandes escritores latinoamericanos unidos por la amistad. Era un cuento de hadas que, debido al éxito y las discrepancias, no pudo durar. Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez fueron íntimos durante una década. Planearon escribir un libro a cuatro manos, trabajaron codo con codo, compartieron agente literario y vivieron juntos en Barcelona. Pero un lío de faldas fue lo que pudo separarles para siempre.
El destino de ambos se selló una fatídica tarde de febrero de 1976, cuando Mario Vargas Llosa propinó un puñetazo en la cara al que había sido su amigo durante una década en un cine de Ciudad de México durante la proyección del documental ‘Odisea en los Andes’, en el que participaba el peruano.
El conflicto, según relataron algunos de sus amigos posteriormente, pudo haber surgido a raíz de la separación de Vargas Llosa y su esposa y prima, Patricia, a la que el colombiano se había acercado en la Ciudad Condal. Aquella noche ‘Gabo’ se encontró con una desagradable sorpresa cuando fue a saludar al peruano en México: su amigo le propinó un derechazo mientras voceaba «¡Traidor…!»
El autor de ‘Cien años de soledad’, tirado en el suelo, no se defendió mientras sujetaban a Vargas Llosa para que no siguiera golpeándole. «Yo estaba presente. Fue terrible. Cuando nos dimos cuenta, Gabriel estaba sentado y Mario se había ido. Fui yo quien trajo el bistec para bajarle la hinchazón al ojo del Gabo», dijo entonces el periodista Francisco Igartua. La mujer de ‘Gabo’, Mercedes Bracho, mientras tanto, increpó al Premio Nobel por la agresión.
Días después, el propio ‘Gabo’ relataría en ‘El Correo’ peruano cómo se sucedieron los acontecimientos: «Cuando me vi con Mario, me pareció verlo sonreír y que trataba de abrazarme. A esto se debió que cuando me pegó estaba completamente indefenso y con los brazos abiertos, de lo contrario me hubiera protegido por lo menos la cara. Caí sin conocimiento. Además, Mario tenía un anillo con el que me rompió la nariz”.
Ni siquiera hoy, con el colombiano ya fallecido, es seguro que fuese este conflicto el que les separara. Ambos escritores eran novelistas de éxito que compartían espacio y reputación en las librerías; y muchas veces se ha especulado sobre disputas económicas o con sus posibles ‘rifirrafes’ políticos, ya que el conservador y liberal Vargas Llosa no podía estar de acuerdo en todo con ‘Gabo’, de izquierdas y cercano a Fidel Castro.
Los dos escritores tuvieron otro ‘encontronazo’ en 2010, cuando Vargas Llosa fue galardonado con el Nobel de Literatura y ‘Gabo’ tuiteó un mensaje que rezaba: «Cuentas iguales». Con la publicación de la edición conmemorativa de ‘Cien años de soledad’, se especuló con que ambos se habían reconciliado al comprobarse que el tomo incluía la reseña antigua del escritor peruano sobre la obra, pero nunca llegó a confirmarse.
Ayer, Vargas Llosa se despedía de su antaño amigo con un escueto mensaje: «Ha muerto un gran escritor. Sus obras le dieron gran difusión y prestigio a la literatura. Sus novelas le sobrevivirán y seguirán ganando lectores por doquier. Le envió mis condolencias a su familia». Fuese lo que fuese lo que separara a ambos genios, nunca se conocerá la versión de ‘Gabo’.
El escritor participa hoy en el especial que El País dedica a García Márquez, recuperando el análisis que sobre el cuento Un día después del sábado, publicó en su libro Obras COmpletas, publicado en 2006. En el artículo «Historia de un deicidio: el pasado esplendor» recoge algunos de los personajes míticos que marcaron la obra del escritor colombiano, en un Macondo en decadencia. “Desde hace años sólo pasan por Macondo cuatro vagones desvencijados y descoloridos, de los que nadie desciende”, escribe Vargas Llosa.