Un escenario con un viajero inmóvil. La mitad de una manzana cortada por un pentagrama y su clave de fa. Figuras geométicas sobre un mar en calma. La cabeza de un ciervo con hachas en sus cuernos. El autor es un genio, a caballo entre la fotografía y la poesía. Es Chema Madoz, premio Nacional de Fotografía en 2000.
El artista presenta en 34 imágenes »El viajero inmóvil» en el Centro Cultural de Conde Duque, en Madrid. En su viaje fotográfico enseña su particular visión de Asturias sin moverse de su estudio en Madrid.
La exposición se enmarca en la iniciativa de mecenazgo “Miradas de Asturias”, promovida por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Su propósito es crear un fondo de obra inédita inspirado en el Principado y sus gentes a través de la mirada de fotógrafos galardonados con el Premio Nacional de Fotografía, invitados especialmente cada año a participar.
Anteriormente, y como parte de esta iniciativa, han presentado su obra en el Centro Cultural Conde Duque, Alberto García Alix, José Manuel Ballester, Ouka Lele y Joan Fontcuberta.
La manipulación artística de Madoz
Para Chema Madoz el punto de partida habitual es la manipulación de las imágenes y los objetos cotidianos con la intención de descubrir nuevos aspectos de sus capacidades simbólicas. Sin embargo, en El viajero inmóvil, Madoz ha tenido que realizar el trayecto inverso al usual en su trabajo: esta vez no son los objetos y sus significantes libres los que tienen la palabra, sino que es la propia idea de Asturias la que se convierte en el objeto a observar y definir.
Hasta desarrollar este viaje imaginario, el Principado era una tierra con la que Madoz (1958) solo tenía el vínculo de haber sido un lugar de vacaciones. Sin embargo, para esta propuesta de la Fundación Masaveu, viajó varias veces, con la idea de familiarizarse con el entorno. Después, dejó volar su mente para convertir la realidad contemplada en abstracciones, ese territorio movedizo en el que se encuentra tan cómodo.
Utilizando la representación icónica, el fotógrafo consigue conectar la observación del pequeño territorio con sus representaciones poéticas que van y vuelven de la pura abstracción a lo concreto, empleando para ello, como es consustancial a su trabajo, el sentido del humor.
En palabras del comisario del proyecto, Borja Casani, “el mirar Asturias requiere, desde la perspectiva y los modos de hacer de Madoz, convertir la realidad de su espacio geográfico, sus costumbres y sus gentes, en una abstracción”.
Para ello el fotógrafo “nos propone un viaje inmóvil, pues para la realización del trabajo no necesita desplazarse al lugar concreto, se trata de viajar por la imaginación para descubrir los elementos conceptuales que conforman la idea de una Asturias de la mente”.
Como novedad, hay vídeo
Premio PHotoEspaña en 2010, Madoz fue el primer fotógrafo vivo al que el Reina Sofía dedicó una antológica, en 1999. Esta vez, como novedad, el artista ha realizado un vídeo, no solo se centra en la fotografía. Entre los fotogramas se encuentra el teatro Campoamor, ese espacio en el que se entregan los premios Princesa de Asturias.