Los críticos cinematográficos Antonio Lloréns y Eduardo Guillot han elaborado »FestiMapp», una guía de los más de 50 festivales de cine existentes en la actualidad en la Comunitat Valenciana, que se propone ser un «referente» para los profesionales del audiovisual valenciano y una guía útil para los aficionados al séptimo arte que quieran asistir o conocer la programación, los datos o las fecha de celebración de los eventos.
El mapa se ha presentado este jueves en una jornada celebrada en la Filmoteca de Culturarts, un acto al que ha asistido el director general de CulturArts, José Luis Moreno, y los dos críticos creadores de la iniciativa. Moreno ha explicado que FestiMapp supone «una cita necesaria para la promoción de nuestras películas» y especialmente para «aquellos formatos y cinematografías que se encuentran fuera de los circuitos comerciales».
Por su parte, Llorens ha especificado que la guía recoge los datos más relevantes de los eventos cinematográficos desde las fechas de celebración hasta los contenidos temáticos y las diferentes actividades que ofrecen cada uno de ellos. El perfil del festival del cine valenciano es el de certámenes con un presupuesto menor de 5.000 euros; carácter internacional y situados mayoritariamente fuera de las capitales porque «hay más dificultad para acceder a las salas de cine», ha explicado Guillot, quien ha destacado que el mapa pretende marcar los «desafíos y tendencias» de la Comunitat.
Entre ellos, se encuentra la «reducción» del número de certámenes, con la «baja más relevante de los últimos años» como es el de la Mostra de Valencia. Pese a esta desaparición, el mapa muestra que ésta es la provincia con más festivales de la Comunitat. Guillot ha justificado la supresión en «la falta de presupuesto» añadido a que «el IVA no ha sido una ayuda para que continuaran» y ha criticado «la poca resistencia social» a la desaparición de la Mostra.
FUERA DE LA «CULTURA DE MASAS»
En cuanto al valor de los festivales, Guillot ha añadido que el espectador «puede ver material fuera de la cultura de masas» además de que «el cortometraje casi no tiene otra salida» y mediante la celebración de estos actos se da a conocer el «cine invisible» que «no tiene por qué ser de Taiwan del Sur» sino que es, en muchos casos, «muy interesante».
Además, a otro nivel, los festivales permiten «el encuentro directo de los directores con el público», algo que no se produce en los certámenes »online» que «están proliferando» y que impiden «una convención de profesionales del cine».
Guillot también ha expuesto algunas de sus propuestas para mejorar la salud de los festivales entre las que se encuentran dejar «el modelo de desfile de personalidades», premiar proyectos financiándolos o «con patrocinios», la búsqueda de la «presencia prolongada a lo largo del año de los festivales» para «que no sepamos de ellos una semana al año», pedir películas a la Filmoteca que cuenta con «un archivo ingente» y hacer mesas redondas y coloquios que después se transcriban para que «pervivan y se puedan consultar siempre».
OLORES EN EL CINE
Durante la jornada de reflexión y charlas sobre la situación del cine y sus festivales, a la que han acudido más de treinta representantes de muestras y demás actos relacionados con la cinematografía, se ha proyectado el corto »El vendedor de humo», dirigido por Jaime Maestro y que presenta la gran novedad de que el espectador no sólo ve las escenas en la pantalla sino que además huele lo que está ocurriendo.
Raúl Porcar es el fundador de la empresa valenciana que está desarrollando la tecnología que permite que el olfato sea parte de la experiencia del cine. Olorama es «la primera empresa que ha conseguido llevar el olor al cine» y Porcar ha explicado que la idea surgió viendo el programa de televisión »El Hormiguero», cuando se produjo una explosión en el plató y el presentador, Pablo Motos, expresó sus ganas de que el olor producido pudiera llegar a las casas de los telespectadores.