El trabajo ha sido premiado dentro de la categoría Urbanismo «por su claridad de análisis y sus propuestas acertadas». La exposición de los proyectos premiados en esta convocatoria recorre diferentes ciudades de España, como Barcelona y Vic, y estará, además, próximamente en Estambul y en Paris, detalla un comunicado remitido por el Colegio de Caminos de Valencia.
El objetivo del proyecto ideado por esta autora es «encontrar una alternativa viable al plan de demoliciones actual del barrio, permitiendo la movilidad tanto de peatones como de vehículos así como la reactivación social y cultural del barrio».
Para ello, la propuesta urbanística tiene dos ejes fundamentales. El primero de ellos es la peatonalización en cruz de la zona afectada actualmente creando un eje peatonal histórico norte-sur que una los lugares emblemáticos del barrio y un eje oeste-este en substitución de la extensión de la avenida. Con este objetivo, se proponen tres ejes peatonales en los cuales se encadenan jardines y terrazas en las zonas demolidas.
Como indica la propia Anna Maria Bordas, en la propuesta «los bloques demolidos se convierten en espacios públicos, de convivencia, de estar». «En el sentido este-oeste creamos las travesías peatonales, que nos llevan a la playa. Hemos buscado combinar espacios donde pasar, y espacios donde detenerse», añade.
«BARRERA PSICOLÓGICA»
Igualmente, apuesta por una reconversión de la antigua zona ferroviaria en un área de viviendas, comercios y oficinas. De esta manera, el solar y parque a desniveles que son hoy «una barrera psicológica» se transforman en una nueva continuidad del barrio hacia el mar.
Ese nuevo tejido urbano, se crea retrabajando la trama clásica del Cabanyal. Para adaptar esta trama al modo de vida actual, se aumenta el tamaño de las respiraciones y la altura de algunas zonas de la manzana, reforzando la tan característica sucesión de construcciones bajas y altas. El objetivo es mantener el espíritu y la densidad de alojamientos.
«Nuestra intención es de unir la ciudad al mar, pero de una manera apacible, revitalizando el barrio y dando prioridad a los habitantes», concluye la arquitecta.