«Señora Botella, pare este proyecto, por favor», ha pedido Lissavetzky en el penúltimo Pleno de la legislatura. Ha criticado la rapidez que están dando al proyecto al final de la legislatura, lo que lo convierte en una «chapuza», ya que pasaría de un bien inmueble público a una explotación privada a 40 años.
«No le voy a engañar, no lo vamos a parar», ha lanzado Botella, que ha defendido que el proyecto es bueno para Madrid porque se invertirá en este espacio 50 millones de euros, se crearán mil puestos de trabajo y aportará a Arganzuela un mercado público de 16.000 metros cuadrados, una biblioteca pública, un centro deportivo municipal y la rehabilitación de un edificio protegido.
También ha aclarado que se trata de un concurso abierto, en el que espera que concurran muchos interesados. Y ha apostillado que este proyecto «no se adjudicará antes de que acabe el periodo».