El palacio de Windsor abrió sus jardines para el rodaje de »Blancanieves y la leyenda del Cazador». “Rodamos el Bosque Encantado en una propiedad de la Corona. Es una zona preciosa detrás del castillo de Windsor, con ciervos en libertad y árboles que llevan siglos allí”.
“Estos jardines fueron escogidos por sus robles de 800 años de edad que antaño solían usarse para la construcción de barcos.” comenta el productor Joe Roth. Y es que todo ha cambiado.
El cuento ha cambiado. Ahora parece que los niños no quieren oír cuentos de princesas indefensas que tienen que ser salvadas por un apuesto príncipe. Eso es agua pasada. »Blancanieves y la leyenda del cazador» es eso, un cambio al espíritu del cuento de los hermanos Grimm, donde Blancanieves mantiene su inocencia pero ya no necesita un príncipe que la rescate.
Joe Roth explica: “Me gustó la idea de darle la vuelta a la historia. Después de Alicia en el país de las maravillas, me di cuenta de que si la historia es buena y alguien con otra perspectiva, con una mirada moderna, equivale a contar con lo mejor de ambos mundos”.
“Buscaba un proyecto y tenía un par de cosas interesantes entre manos. Cuando recibí el guión, pensé: ‘¿Blancanieves? ¿Es una broma?’ Después de leer el guión, empecé a cambiar de opinión. Me pareció una oportunidad increíble para crear un mundo que no se había visto antes. También me gustó que se basara en una historia que forma parte de muchos de nosotros. ¿Quién no leyó el cuento o no vio el dibujo animado de 1937, la primera incursión de Disney en los cuentos de hadas? Me encantó la idea de reinventarlo”, comenta el director Rupert Sanders.
El director también tenía claro cómo quería la reinvención: “Quería crear un mundo fantástico muy rico y al mismo tiempo separar el cuento de hadas de la fantasía. En mi opinión, no tienen nada que ver. Se trataba de realizar una película musculosa y, a la vez, emotiva a una escala épica. La mayoría de películas con efectos visuales carecen de emociones. Me parecía importante que esta historia tuviera corazón”.
Hicieron falta 15.000 flores y árboles de 800 años para darle vida al cuento
El mundo en que vive Blancanieves se debe al diseñador de producción Dominic Watkins y fue creado casi íntegramente en los estudios Pinewood, en el Reino Unido. Entre los 23 decorados que acogieron los estudios, el mayor era el impresionante castillo real. El opresivo castillo se construyó en el aparcamiento a la entrada de Pinewood, dominando el horizonte durante las 24 semanas de su construcción y las cuatro semanas de rodaje.
“Fue nuestra mayor partida presupuestaria y el primer decorado al que debimos enfrentarnos. Incluía los interiores y los exteriores […] Dominic y Rupert tenían la idea de que solo se podía llegar al castillo mediante una calzada elevada que partía de una playa. Encontramos una playa y el diseño del castillo aumentó”, explica el director artístico Dave Warren.
El castillo real pasa por diversas etapas. Durante el reinado de Magnus (padre de Blancanieves), los muros están decorados con banderas de colores, los cortesanos visten con vistosos ropajes, hay árboles y flores. Cuando Ravenna gobierna el reino, después de asesinar a Magnus, cambia la decoración para encajar con sus oscuros gustos. El sombrío corazón de la malvada reina se inclina por una vegetación retorcida y muerta, y por desgarradas banderas color sangre.
Se usaron aproximadamente 15.000 flores de manzano artificiales para el árbol en el patio del castillo y fueron necesarias 60.000 anillas para colocarlas. Se incluyeron más de 1.500 árboles entre tres y diez metros de altura. Se fabricaron 3.000 losas falsas para el suelo, y los árboles del Bosque Encantado están hechos con 2.317 piezas de acero.
El productor Sam Mercer dijo: “El diseño de la película se basó en que todo sería ligeramente exagerado para conseguir un entorno de cuento de hadas. Lo suficiente para que no pareciera normal y para que el espectador pudiera ambientarse”.
Además de edificar el castillo del duque Hammond en la parte trasera del estudio, el equipo artístico también construyó el pueblo real. En principio iba a rodarse en Gales, pero los cambios en el decorado y la necesidad de un mayor control convencieron a los cineastas para crear un decorado.