El mejor cine es el transversal. Las películas en las que se tocan varios géneros con maestría. La llegada (Denis Villeneuve, 2016) es cine de extraterrestres centrado en la trascendencia de la paternidad y con un trasfondo pacifista. Tiene una trama parecida al clásico de la ciencia ficción Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977), una textura fotográfica similar a la de El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011) y un mensaje sobre la familia que recuerda a Boyhood (Richard Linklater, 2014). Es una película maravillosa que trata sobre lo maravilloso.
En los primeros minutos, el director, Villeneuve, agarra la glándula de la sensibilidad gracias imágenes ralentizadas materno-filiales, casi sin diálogos, sobre una música melancólica de Max Richter (On the nature of daylight). La agarra y se la guarda para luego. A lo largo de la cinta volverá a sacarla para ir dando pellizcos sentimentales, hasta dejar al espectador en un estado más propenso al llanto que a las ganas de bombardear a los monstruosos extraterrestres. Un poco de alienígenas, un poco de amor, y así sucesivamente.
La trama, basada en el relato corto La historia de tu vida de Ted Chiang, es en su comienzo poco original: 12 naves extraterrestres llegan a la Tierra en diversas partes del mundo. Científicos y militares de todas las razas tratan de descubrir quiénes son y qué buscan. Los militares, un poco más tensos; los científicos, alucinados y tratando de moderar los ataques de testosterona del Ejército.
La clave, y la originalidad de la película, es la mirada casi estrábica de Villeneuve: siempre se dirige hacia dos lados a la vez. Por ejemplo, en el clásico momento de mostrar los telediarios mundiales dando la noticia de la llegada de los alienígenas, él enfoca la cámara enfocando las caras de los espectadores que, en ese momento, están enterándose de lo que pasa.
La película tiene a unos extraterrestres totalmente creíbles, y a unos actores más creíbles que otros. El papel del militar Forest Whitaker es el más flojo. El personaje parece prescindible en muchos momentos. Mucho más interesante es el binomio letras-ciencias, intuición-razón, Amy Adams-Jeremy Renner. Ella, lingüista, y él, científico, forman el dúo clave para el desenlace. Ella lleva el peso de la película y resiste muy bien los planos cortísimos de Villeneuve. La italoamericana probablemente haya llegado al siguiente nivel de fama, el superior, con esta película.
La llegada está en los cines de toda España desde el pasado viernes 18 de noviembre.